Olentzero, Basque Christmas character, Hendaia, Labourd (Photo credit: Wikipedia) |
Con Franco nadie bebía chacolí, me refiero a nadie de los pijos degustadores que vivían del cuento gastronómico –que ya los había-. Y muchos de los demás lo bebíamos por folklore o cuando no había otro vino a boca, sin olvidarnos del chacolí champán Illarramendi de Usúrbil para las fiestas navideñas de antes de que el Olentzero abandonara la carbonería por la ikastola.
Alguien lo vistió de etiqueta a la llegada de la democracia y la burguesía elevó sus precios hasta convertir las colinas de Getaria y alrededores o del Urdaibai y otros puntos en húmedas reproducciones de paisajes vinícolas riojanos.
La ciencia enológica contribuyó a la calidad del producto aunque lo que no produce la uva autóctona se trae de fuera y la trampa se ríe mientras la haga “uno de los nuestros” pero es una ofensa cuando la hace un vecino.
Fuegos artificiales de polémicas entre negociantes y sus valedores en las administraciones con fines crematísticos, una nueva campaña de marketing en tiempos de crisis o un episodio propio de la idiosincrasia vasca -siempre en “lío revuelto, ganancia de pecadores”-, traen a primera página este vino de tercera.