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jueves, 28 de julio de 2016

MORIR EN LA PLAZA

Quiero morir en la plaza, dijo. Supongo que lo dijo por decir, por chulería, por esas cosas de machos que nos calientan la boca después de unas copas de menos -cuando son de más, ya ni hablas-, pero unas copas, más de una y de dos. Dijo que quería morir en la plaza pero no lo pensaba, no lo sentía, no se creía mortal, para cuando lo dijo ya había recibido unas cuantas cornadas, cornadas bestiales, de las que se llevan girones de cuerpo, un ojo por aquí, un testículo por allí, unos músculos por la derecha, unos tendones por la izquierda y varias veces los espectadores, los mismos que unos segundos antes le gritaban que se arrimara, lo habían dado por muerto pero él no estaba muerto, la medicina y la cirugía le hacían un apaño, le juntaban unos trozos de carne con otros que más o menos quedaban cerca y reaparecía. No sabía hacer otra cosa, no quería hacer otra cosa, mantenía su cuerpo a base de ejercicio durante todo el año, no necesitaba estimularse antes de salir al ruedo, su cocaína era el aroma del miedo de los otros, en el paseillo a veces sentía la erección de su miembro que le hacía adelantarse a sus compañeros de terna, acudía a la puerta del chiquero antes de que nadie lo pensase en la plaza, más que citar al toro le ordenaba que le cogiera, con las banderillas planeaba una suerte y, mientras corría hacia el animal, se sorprendía haciendo otra, los pitones del bicho, cuando éste ya era un zombi que buscaba el descanso, le acariciaban la tela ensangrentada, normalmente para entonces rota por varios sitios, hasta que inevitablemente metía el acero junto a la columna buscando la muerte más rápida del toro, o lo que fuera cada vez, porque él mataba igual erales, becerros, vaquillas, novillos… lo que tocase, ya que participaba en todo tipo de eventos y festivales con tal de tener su dosis de muerte, su dosis tan necesaria para vivir.

Por eso cuando las corridas de toros iban desapareciendo de unos puntos de España se iba refugiando en los que aún mantenían las hecatombes como fiesta, cada vez que se anunciaba un nuevo avance de la civilización y el consiguiente final de las bárbaras costumbres en una población, él mentalmente sacudía el polvo de sus zapatillas y se prometía no volver por allí. Le quedaban, y parece que le van a quedar bastante tiempo, también plazas en Francia, en México o en Sudamérica pero él sabía que inexorablemente también se ganarían al silencio, a la ruina o a la arqueología, cuando los ganaderos dejasen de criar para las ferias españolas los toros de lidia, que ya no iba a haber interés económico alguno en mantener dehesas y fincas ruinosas sin un mercado que absorba la producción. Le hervía la sangre con los relatos que algunos le leían de gente que decía haber visto llorar un toro o haberle oído sufrir y otras tonterías. No hacía falta relatarlo, hay que ser tonto para no darse cuenta que a un toro se le hace daño, mucho daño, se le clava todo lo que se le puede clavar, se le liman los cuernos, se le acuchillan los lomos, todo lo que se hace con el toro busca hacerle daño, no es porque el toro se lo merezca, no es una alimaña -él sabe perfectamente que hay seres humanos peores-, sino porque en eso consiste el juego en que el toro sufra y muera. Y que después la gente aplauda, aplauda, aplauda y poder saludar a la gente y sentir la borrachera del triunfo mientras arrastran el cadáver, eso es el juego. Él no concebía otra muerte como torero que la de morir en la plaza y un día pasó, un toro bizco se equivocó de trazado, se salió de la vía y le paró el reloj. Ya no supo más, porque cuando uno se muere ya no es, su muerte pasó a la historia del toreo para irse borrando como otras muertes inútiles anteriores que cada vez menos gente recuerda, quizá fue la última, quizá.

lunes, 25 de julio de 2016

LA MADELEINE 2016 MONT DE MARSAN

COPLILLAS DEL 16

Por las calles de la villa
entre cerveza y pastís
calle abajo, calle arriba.

Bebiéndonos la vida,
unas veces huele a pis
y otras veces es de orina.

Mont de Marsan,¡La caña!
¡Tan lejos de París
Tan cerca de España!

Villa de los tres ríos
Baila ya y no bebas tanto,
Que pierdes los sentíos
o te los vas meando.

Mont de Marsan,¡La caña!
¡Tan lejos de París
Tan cerca de España!

Hagamos una apuesta
y elijamos una Miss
La reina de la fiesta
está haciendo pis.

Mont de Marsan,¡La caña!
¡Tan lejos de París
Tan cerca de España!

Río de tanta cerveza,
río de todo anís
Me río de tanta belleza
Con perfume de pis.

Mont de Marsan,¡La caña!
¡Tan lejos de París
Tan cerca de España!




viernes, 22 de julio de 2016

LA FERIA


La tauromaquia no es más que hacer diversión de la última agonía de un ser vivo. Como el mono vestido tiene un cerebro algo más evolucionado que el herbívoro, esa agonía se alarga por su mano lo suficiente para que una y otra vez se puedan repetir pornográficamente las posturas del protagonista bípedo delante de las defensas del animal ya moribundo desde que se le arrancó del pasto. Y eso hasta seis veces, seis, por tarde. Sin embargo, hay quien compagina ver con deleite una y otra vez Madama Butterfly con el éxtasis que siente al ver el mismo espectáculo teatral de la pantomina de castiza españolidad delante de seis seres vivos rumiando su sangre y dolor, que justifica en el arte del toreo, en esa estética luminosa y ensordecedora, con sus dosis de peligro y de rara sorpresa, la repetición del rito diario de la caza del herbívoro doméstico para convertirlo en un zombi sobre el escenario preparado al efecto.
Hay quien dice que hay más riesgo de tener un accidente laboral cuidando cerdos que toreando un miura, como no sé las estadísticas y además, si sumamos a los accidentados profesionales todos esos aficionados a dejarse destripar con motivo de las fiestas patronales por las calles de nuestros profundos pueblos, no me acabo de creer las cifras que se dan. Aunque no hubiera riesgo alguno en torear “pianos de cola con cuernos como bananas” (sic) a los que la “acorazada a caballo” (sic) ha desangrado, la necesidad de hacérselo creer al espectador para que mantenga su ilusión infantil, lleva al esforzado espadachín a provocar el accidente suicida con maniobras más allá del sentido común y que, si no fueran por su trágico resultado, serían ridículas.


Como torear medusas -el animal que más muertos causa entre los humanos-, no justifica 300.000 euros de emolumentos a repartir con la cuadrilla y los vampiros, nuestras ferias y las de imitación por Francia y así van a seguir contando con estos voluntarios verdugos de bovinos que prestan su imagen para vendernos relojes o ropa interior -¿Nadie va a hacer una campaña para boicotear estas firmas que fomentan el taurinismo más hortera?-. Así que música de pasodoble, cohetes en el cielo, alcohol en la sangre, olor a fiemo, puros habanos, peinetas en el moño, chulerías, desplantes e improperios y… ¡Qué siga la fiesta!

martes, 19 de julio de 2016

AFICIÓN


Toreaban Antonio Ordóñez, Julio Aparicio, El Litri, Chamaco, Chicuelo II, Antonio Bienvenida… en las primeras corridas de toros que yo veía en mi infancia y por Reyes me regalaban capotes, banderillas, monteras… quería “de mayor” ser torero, mi tío Onofre me enseñaba el toreo de salón, dando unas largas cambiadas a toros enormemente soñados a puerta gayola, empezaba a aplaudir en el paseillo y hasta que el último toro no dejaba un dibujo de sangre, provocado por el trazo de su arrastre, sobre el gris suelo del ruedo del Chofre no dejaba de aplaudir. Me he extasiado ante las verónicas de Curro Romero, las chicuelinas de Paco Camino, las banderillas de los hermanos Girón, los naturales de Jaime Ostos, las estocadas de El Viti y no sé cuántos más de todos aquellos matadores del pasado. He visto cientos de corridas en San Sebastián, Tolosa, Azpeitia, Baiona, Bilbao, Pamplona, Valladolid… He perdido la afición varias veces, la primera por aburrimiento en tiempos de El Niño de la Capea, Espartaco, Manzanares, Ojeda… la segunda, por haber pasado a los bastidores un tiempo y conocer el otro lado del espectáculo, cuando ya toreaban Enrique Ponce, El Juli, Jesulín, otro Litri, otro Cordobés… cogí abonos cuando se inauguró Illumbe y no los renové, a pesar de que visité otros ruedos en aquellos años, porque cada vez veía más lo que pasaba ese hermoso animal herbívoro y ya no sentía que aquel cúmulo de agresiones con premeditación y alevosía a un ser vivo inofensivo, privado de defensas y de escapatoria, compensase un par de estéticas poses de “mariconcilla” en porcelana de Morante o el esperpento casposo del minusválido Padilla. Me arrepiento de haber llevado a mis hijos, a cada uno, a ver este bochornoso evento de maldad injustificada. La borrachera del amor con una aficionada que no entiende mi postura -le sigo ganando todos los concursos de preguntas y respuestas sobre toros-, me ha llevado a visitar otras plazas, como la de Mont de Marsan, para saciarme de sangre, de dolor, de agonías interminables, de trampas escandalosas… espero que para siempre jamás.
No soporto las acusaciones de buenismo, animalismo de Walt Disney y otras gilipolleces que sueltan quienes están anclados en este mundo de crueldad inhumana que todo lo justifica al mono vestido frente al resto de las especies vivas, no soporto a los filósofos que se acercan al pesebre del taurinismo para fundamentar esa industria ganadera con sofismas a tanto el kilo, siento nauseas cuando los veterinarios se convierten en cooperadores necesarios de este circo, me repatea que excelentes escritores, quizá los pocos activos que quedan en el periodismo, mojen su pluma en esa mierda para realizar sus columnas.

Ni un euro de dinero público a los toros, que los organizadores privados paguen los costes reales que suponen para los servicios públicos la celebración de cada corrida, que se sancionen de verdad todas las infracciones que se consienten a los taurinos, ni un voto a las autoridades elegibles que acudan a los toros.

lunes, 18 de julio de 2016

LA VIOLENCIA ANTITAURINA

LA GRAN CORRIDA DE TOROS

Viendo las reacciones taurinas contra los tuits de algunos sobre la muerte de un matador y rematador de toros, estaba recordando un relato de D. Ricardo Baroja -el interesante hermano rojo de Pío Baroja-, pero no lo encuentro entre mis libros. Pero en Internet he encontrado una publicación: LA OBRA LITERARIA DE RICARDO BAROJA TESIS DOCTORAL de Dª Silvia Aguiar Baixault 1998. En esta tesis se habla de “La gran corrida de toros” y de ella recojo lo que nos interesa:

“A través del relato y descripción de la organización y transcurso de una grandiosa y excepcional corrida de toros en Madrid, se hace una crítica, no sólo de la tauromaquia, sino también de todo lo que representa, por llevar aparejados, o no aparejados más que en la arbitrariedad del autor, toda una serie de defectos de la vida española...”

“Pero la clave del relato es otra : se había anunciado que al final del tercer toro habría algo que transformaría radicalmente la vida española: aparece una comitiva fúnebre con una plataforma giratoria y seis ametralladoras con seis cañones cada una. La guían rusos, que, después de matar a todos, se suicidan. El final es palmario: ya no hubo más corridas de toros. El sentido que pueda tener esta matanza se nos escapa, aún desde las perspectivas más antitaurinas y anticasticistas del momento; y más aún al ser rusos los que la ejecutan, sobre todo porque las ideas políticas de Ricardo Baroja no están aún exacerbadas por los acontecimientos. Destaca la descripción de la muerte, que sigue al tercer toro, apenas unos minutos después de la extraña aparición en el medo: -"En el enorme anillo de la plaza reinaba la quietud y el augusto misterio de la muerte; pero los sesenta cañones seguían disparando hasta que las municiones se consumieron.  El sol iluminaba la atroz carnicería; un vaho espeso de sangre y entrañas desganadas subía hasta la bandera española que flameaba airosa al viento de la tarde"-. Varios detalles se habían convertido en presagio de la muerte: -"El inmenso anillo negro y monótono rodeaba el redondel de arena. No había un sitio vacío: miles y miles de americanas negras, miles y miles de sombreros oscuros sobre las cabezas. La prohibición de que asistieran mujeres quitaba el colorido que los trajes, mantillas y abanicos dan ordinariamente a la fiesta. Una enorme melancolía flotaba sobre el círculo silencioso, que contrastaba con el bullicio de la multitud apiñada al exterior. Dos, tres frases de un chusco no consiguieron romper la expectación silenciosa de los trece mil espectadores"-. De los agresores no conocemos más que la lengua en que se comunican y su aspecto: -"Eran personajes extraños aquellos desgarbados tipos, vestidos con largos levitones, cubiertos con sombreros de copa. Los dos primeros, sostenían las bridas en sus manos enguantadas. Sus caras pálidas, que ribeteaban barbuchas pajizas, tenían algo de asiático y pómulos salientes, levemente teñidos con la roseta de los tuberculosos; ojos oblicuos, cubiertos con gafas; a juzgar por su semejanza, eran hermanos gemelos. Los dos siguientes parecían judíos, con sus narices largas y caídas, su perilla puntiaguda y su tez amarillenta, y los dos últimos, corpulentos, atezados, barbudos, llevaban encasquetados sus sombreros de alas curvas sobre la melena cortada sobre las orejas-".”

Creo que esta pieza literaria, hasta que se llega a ese final magnífico, merece ser más conocida, el libro tiene una descripción exacta de los personajes del negocio de los toros que hoy en día siguen ahí, haciendo y diciendo las mismas gilipolleces que hace 100 años.

viernes, 15 de julio de 2016

BOMBARDEAR LOS GUETOS


Un nuevo atentado y las mismas reacciones incrementadas, medidas de venganza, de represión, de miedo, de policía, de inteligencia militar…
Nada de distribuir la riqueza del mundo, nada de bombardear los guetos urbanos con educación, con valores ciudadanos, con cultura, con integración.
No van a arreglar nada, no quieren arreglarlo, necesitan enemigos de otras concepciones del mundo para seguir manteniendo sus políticas de represión, de austeridad, de sufrimiento, de división de las clases populares, para manipular los votos y acumularlos a su poder egoista.
La dictadura de los medios de difusión monopólicos -no hay medios de comunicación-, que envenena las mentes ciudadanas con sus dogmas y que nos rebaja a monos amaestrados en este deprimente circo, oculta las voces que escandalizan, que no condenan las consecuencias sino que condenan las raíces del problema, que aportan soluciones frente a quienes, si no han creado el problema, lo están agravando.


¿De dónde salen los asesinos? ¿Del Country Club? ¿De la barriada con 50% de paro? ¿De las guaridas del Oriente Medio?

EDUCACIÓN EN VALORES

miércoles, 13 de julio de 2016

LIBERTINAJE A LA KOXKERA

“El libertinaje es definido por la Real Academia Española (RAE) como el desenfreno en las obras o en las palabras. Por extensión, el libertinaje está asociado a las violaciones morales y a la falta de respeto a la religión. El concepto procede de libertino, que es la persona que malgasta su fortuna en juerga y diversión. Suele tratarse de un sujeto nihilista y ateo, que sólo se preocupa por buscar los placeres corporales...” Según se recoge en una página dedicada a facilitar definiciones. Pero creo que normalmente se puede utilizar como sinónimo de “folleteo”, esto es, de la práctica de sexo con promiscuidad. Y el libertinaje, en este sentido, tiene una percepción en el norte de los Pirineos cultural, de tolerancia más bien, que a veces sorprende a los habitantes del sur. El libertinaje francés es tolerado, incluso admirado, cuando es practicado por personajes públicos y poderosos, a los que estas prácticas no les restan apoyos o simpatías políticas -casos conocidos abundan en los últimos tiempos-.
En nuestra pequeña provincia hace un tiempo, algunas parejas de mediana edad de la alta burguesía y con presencia en los poderes públicos, quizá aburridas de su vida diaria, buscaron entretenerse en “libertinajes” grupales, con más o menos folleteos consentidos entre los participantes, una especie de “do ut des” entre caballeros y damas, aunque me parece que la iniciativa fue masculina fundamentalmente, del estilo “tírate a mi mujer, mientras yo le meto a la tuya”.
El sexo en todas sus variantes es bastante adictivo, la promiscuidad crea unos hábitos que requieren mayores dosis cada vez, no solo porque “follando se conoce más gente” sino porque la vuelta a la monotonía se vuelve cada vez más insatisfactoria. Así que se buscaron ampliaciones al “círculo libertino”, lo que no es difícil teniendo poder y/o dinero, ya que follar por un favor, por un afecto traducido en regalo, o por un obsequio o hacerlo directamente por una retribución económica, son etapas que se queman mucho antes de lo que se tarda en escribirlo, y en la juventud hay ideas confusas sobre lo que es prostitución, agradecimiento o ser una “chica mala” -las chicas buenas van al cielo, las chicas malas van a todas partes-. Además ese poder a nivel guipuzcoano daba a los y las practicantes de este libertinaje “de barrio” una sensación de impunidad y una evidente facilidad para conseguir insaciablemente “carne fresca” .

Todo se acaba, el poder político suele ser temporal, la jubilación o la muerte fueron alcanzando a los líderes del cotarro, las preocupaciones por las luchas por el poder y sus carreras personales a otros, algunas corrupciones se destaparon públicamente en pleno guateque… lo que los escrúpulos no pudieron, lo pudo el tiempo. Y el libertinaje quedó reducido a su mínima expresión, pero… siempre queda un rescoldo, hay quien añora aquellos tiempos sin límites ni fronteras, de “máster del universo”, del universo en marco incomparable, por eso, de vez en cuando aparecen ante el público contra su voluntad y como lo que realmente son y eran.  sin filtros

martes, 12 de julio de 2016

ACCIDENTES LABORALES MORTALES: TOREROS MUERTOS

En España se producen prácticamente 2 muertos al día en accidente laboral (Ministerio de Empleo y Seguridad Social, 629 muertos en 2015 por causa del trabajo), no creo que nadie festeje esos muertos, aunque entre ellos se encuentre ese joven de 29 años que murió corneado por el toro al que él intentaba lidiar y matar. Las reacciones de quienes no entienden que sigan existiendo las corridas de toros y que han publicado comentarios sobre este hecho absurdo han movido a pedir la intervención del Ministerio Fiscal para perseguirlos como delincuentes -se habla de delitos de amenazas y de delitos de incitación al odio-. Y lo esperpéntico es que la Fiscal General, que no ha hecho nada para meter en la cárcel a los financieros que han arrasado los ahorros de millones de ciudadanos estos últimos años, por poner un ejemplo de su clamorosa pasividad, se ha visto obligada a saltar al ruedo para reírse del Derecho y proclamar que va a estudiar si existe delito en esos twits -algunos de muy mal gusto-.

Supongo que la Fiscal General es consciente de que ni el más desquiciado de esos mensajes puede
provocar “a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía”, ya que no hay forma de introducir a los taurinos ni con calzador en alguna de esas categorías pero… este país es así. Y lo del delito de amenazas, requiere que el pronostique un mal al otro, le pueda causar algún daño, así que las expresiones amenazantes recogidas en los medios constituyen fundamentalmente un deseo de que los toros puedan defenderse de verdad de quienes los lidian y, acaban haciéndoles agonizar dolorosamente hasta la muerte. Así que la Fiscal General podría dedicarse a otros temas y dejar que antitaurinos y taurinos se dediquen a darse voces que es muy español y todos ellos son mucho españoles.

Me han gustado los toros en el pasado, lo bastante para ser ahora cada momento un poco más crítico con toda esa “industria del toro de lidia”. Posiblemente lo más bonito de esa industria ganadera sea precisamente la cría y el desarrollo de ese bóvido que el hombre ha creado para divertirse con él y que, por tanto, desaparecerá cuando deje de haber espectáculos en que se emplee al animal, cuando deje de haber quien compre toros. No hay afición en el mundo del toro, al menos como elemento esencial, en el mundo del toro hay negocio, lo de la afición es el adorno, es quien paga a veces su entrada y quien hace que las instituciones paguen el déficit que se produce en cada corrida o en cada feria.

Los toros no son personas, no pueden ser torturados o asesinados como personas, pero sí se les tortura y mata como animales y eso ningún pasodoble lo puede tapar ni la estética de la adrenalina con sangre lo puede excusar. Cada vez hay menos ciudadanos a los que les compensa que esa matanza espeluznante de cada año produzca un par de faenas para la historia -¿Alguien más se acuerda de ellas?- y, con el tiempo, nos dejaremos de avergonzar de que se haya seguido produciendo tanto tiempo porque se habrá extinguido.

Mientas, dejemos que la faena que hizo el toro por una vez a ese chaval y a su familia pase a la historia y ojalá sea éste el último torero muerto.





lunes, 4 de julio de 2016

SECRETO PROFESIONAL DEL ABOGADO Y DEBER DE IMPEDIR LA COMISIÓN DE UN DELITO


Un delincuente condenado le dice a su abogado que va a matar a quien le ha llevado a prisión ¿Qué debe hacer el abogado? ¿Debe saltarse el secreto profesional y avisar a la víctima o a la policía?
Los valores éticos del deber de secreto, ese derecho de intimidad en la relación profesional y el derecho de defensa, se evaporan en esta situación. Es evidente que el cliente que así actúa carece de derecho de defensa por intentar convertir al abogado en su encubridor y que ha abusado de la intimidad, así que el abogado debe actuar en conciencia e impedir e delito por el mejor medio posible, previendo su autoprotección, quien puede matar a un testigo puede matar a un abogado igualmente.
Además, el art.450 del vigente Código penal viene a castigar a quien” con su intervención inmediata” puede evitar delitos, contra la vida y otros, y no lo hace, careciendo de riesgo propio o ajeno.
El deber de impedir determinados delitos debe operar como límite al deber de mantener el secreto profesional. Un Abogado que, por los datos e informaciones que le ha transmitido su cliente, es consciente de la próxima comisión de un delito tiene el deber de actuar y este deber opera como límite al deber de mantener el secreto profesional. En el supuesto de que, por su conducta, fuese acusado de un delito de revelación de secretos, la acción estaría justificada acudiendo a la eximente del estado de necesidad (art. 20.5 del mismo Código Penal).

Si la intención delictiva del cliente no se refiere a la comisión de delitos contra la vida, integridad, salud, libertad o libertad sexual, sino a otras figuras delictivas como el blanqueo de capitales o el delito fiscal, es obvio que no podría imputarse al abogado el delito del art. 450 pero la conducta del Abogado podría incurrir en encubrimiento, si se dan los requisitos de los arts. 451 a 454 del Código Penal, tal y como cada vez más sentencias están recogiendo sobre estos delitos económicos respecto a Abogados.

viernes, 1 de julio de 2016

EL ATASCO DE LA FRONTERA


La Eurociudad Baiona-Donostia tiene una arteria principal Norte-Sur de pago la Autopista A63 que se cambia a A8 en la frontera.  Y además la Eurociudad cuenta con varios vasos comunicantes de carreteras y otros caminos asfaltados… no existe comunicación ferroviaria completa dentro de este conjunto urbano, los trenes franceses de cercanías se paran en la frontera  mientras que de los españoles solo el Topo la atraviesa hasta Hendaia.
En verano sobre todo, comienzos y finales de vacaciones, en tiempos de tráfico intenso de mercancías por transportes en carretera y otros eventos frecuentes, acumulados al estado permanente de obras en ambas autopistas y a los controles de aduaneros y múltiples fuerzas policiales,  todo el sistema circulatorio se colapsaba hasta agotar la paciencia de los ciudadanos de la Eurociudad y de las visitas atraídas por los puntos de interés con que ésta cuenta.
A ello se ha añadido este último año la política de gestos disuasorios que, con la mentalidad represiva de los políticos “neoliberales”,  les ha llevado a instalar una barrera de controles aparentemente descontrolados  en los pasos fronterizos ralentizando el tránsito, ya de por sí sincopado.
Hay dos tipos de personas los que solucionan los problemas y los que los crean, se suele decir. El atasco fronterizo es artificial y creado por el cúmulo de malas decisiones humanas que se han ido tomando, es un ejemplo del comportamiento social actual y requiere decisiones del estilo de Alejandro el Grande frente al Nudo Gordiano pero no se van a tomar, nadie va a levantar los controles con presencia de funcionarios y sustituirlos por los sistemas electrónicos de vigilancia, establecer pasos separados para los camiones y para los coches, coordinar el tráfico ferroviario y facilitarlo con billetes únicos entre las distintas compañías y dar la esperanza a la ciudadanía de que se va a constituir un verdadero sistema que facilite la circulación en red etc.

Las masas no nos vamos a rebelar contra este absurdo atasco, el aparato represor nos da el miedo suficiente para burlarlo solo un poco pero no para enfrentarnos a él. Así que rellenar los depósitos de combustible y tasas con vuestros euros, dejar el coche en los parkings de pago de las estaciones de tren, paciencia y tiempo si tenemos o queremos seguir moviéndonos por esta Eurociudad.