English: Coat of arms of the Gipuzkoa Español: Escudo de la Guipúzcoa Euskara: Gipuzkoako armarria (Photo credit: Wikipedia) |
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Ni el “diario txuriurdiñ” ni el “noticias del
batzoki” traen nada sobre los “Gipuzkoa Papers” tampoco hoy -comenta Rufino
desde su mesa diaria, mientras sorbe el “con leche”, hacia el tabernero que
limpia lo limpio una vez más-, y lo que no está entre las esquelas y la Real
Sociedad no existe.
- - Tampoco hay una demanda social de ese tipo de
informaciones, si la Real Sociedad este año no desciende, el Eibar se mantiene
-Joshe recoge el spontex y ordena los platillos de croissants y bollos encima
de la barra-, y nos quitan el puerta a puerta lo que hayan hecho con nuestros
impuestos solo le importa a un par de jubilados cascarrabias como tú.
- - Es que ya no hay periodistas, desde que se
jubilaron las genovevas, las mámenes y demás, los periódicos se hacen con
becarias y los plumillas habéis dejado la underwood para huir de las tablets y
refugiaros para siempre en la hostelería -Añade la rubia delgada que juega con
un cigarrillo electrónico apagado en una esquina de la barra esperando que un té,
que debe estar hirviendo, se enfríe-.
- - Y tampoco hay abogados ¿No? -replica Rufino que
la conoce desde su más tierna infancia-. ¿Tú ya has hecho sociedades offshore
de éstas?
- - Eran otros tiempos, los clientes no se fiaban de
los empleados de las sucursales que podían dar sus datos a Eta y escondían su
dinero bajo siete colchones suizos. Lo que pasaba es que los abogados que no
sabían idiomas se tenían que arreglar con Panamá y así les ha ido.
- - No me refiero a ésos, me refiero a los que
hacían sociedad offshore en Errotaburu.
- - Bravos tiempos que diría alguno -la letrada pega
pequeños sorbos de su taza-, tampoco lo entiendo cómo han dejado tantos rastros,
cuando el fuego devorador puede con todo, como se demostró, y hay tanto horno
de fundición a mano, donde evaporar papeles, discos duros y demás.
- - Es que pensaron que la ropa sucia se lava en
casa y se les olvidó poner en marcha la lavadora -interviene el tabernero
arrancando el fregaplatos-.
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Pero aquí no pasa nada, esquelas y fútbol, todo
con marco incomparable -La abogada paga lo de costumbre y se va resignadamente
hacia la parada del autobús bajo unas pocas gotas de lluvia que, como de
costumbre, le rizarán el pelo-.
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