Porno depravado para filósofos y filósofas
(Sala corriente, sin gusto,
muebles viejos, una pareja está en un incómodo sofá de dos plazas, están
abrazados, comiéndose mutuamente, sus manos palpando y acariciando el cuerpo
del otro por encima del vestido… música convencional, romántica, pegadiza y repetitiva
suena de fondo desde una cadena desvencijada, casi inaudible bajo los jadeos, interjecciones,
ruidos del mobiliario que ocupan un primer plano sonoro. Se detienen en su liza
erótica, mirándose a los ojos, él con una mano sobre un pecho de ella, ella con su mano sobre la entrepierna de él).
ANA
-
Cuando una muchacha no despierta en nosotros,
desde la primera mirada, una impresión tan viva que cree una imagen ideal de sí
misma, generalmente no es digna de que nosotros tomemos el trabajo de buscarla
en la realidad. Pero si despierta en nosotros esa imagen, pese a nuestra
experiencia, nos sentimos dominados y vencidos por una desconocida fuerza.
BERTO
-Me retraigo, y
entonces le enseño a ella a ser victoriosa al perseguirme. Retrocedo sin cesar,
y con este movimiento hacia atrás le enseño a conocer a través de mí todos los
poderes del amor erótico, sus turbulentas ideas, su pasión, lo adictivo que es,
y la esperanza, y la expectación impaciente
(Se empiezan a
desnudar mutuamente con cierta iniciativa de ella, de forma alternativa, prenda
a prenda, siguen hablando)
ANA
-
Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí
BERTO
-
En todo gozo es
condición indispensable saberse dominar
ANA
-
Lo que me
importa es entender el propio sentido y definición de mi ser, ver lo que Dios
quiere verdaderamente de mí
BERTO
-
La vida no es un problema que tiene que ser
resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada
ANA
-
Quien no sepa mantener fascinada a una muchacha,
tanto que ella no sepa ver nada fuera de lo que se quiere que vea; quien no
sepa identificarse con el ser de ella hasta conseguir cuanto desea, es un
inepto, un inútil.
BERTO
-
Para que la puerta de la felicidad se abra hacia
dentro, es necesario retirarse un poco para poder abrirla: si alguien la
empuja, cada vez la cierra más
(Están desnudos y no
solo sus labios se juntan insaciables)
FIN
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