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jueves, 21 de mayo de 2020

ZABORRAK

Un accidente es, por definición, un suceso imprevisto que altera la marcha normal o prevista de las cosas, especialmente el que causa daños a una persona o cosa.
En el vertedero de Zaldibar se ha producido un suceso imprevisto por quienes ignorábamos cómo se gestionaba y, en ese momento, imprevisto por las dos víctimas que llevan meses desaparecidas, muertas en una enorme tumba de basura.
Resulta muy difícil, sin embargo, asegurar que los responsables de la gestión del vertedero no hubieran dado por cierto que un suceso así iba a ocurrir aunque no tuvieran la certeza ni de cuándo ni de cuánto, sólo en este sentido se puede calificar de accidente el desplome del vertedero de Zaldibar.
Demasiado tarde para los muertos hemos comprobado que el día de la catástrofe era un término cierto, como se decía en Derecho Romano: "dies certus vel incertus quando". La red clientelar que vertebra Euskadi desde Sabin Etxea hasta las altas cimas de las finanzas y las bajas simas de las basuras ha quedado retratada perfectamente en el proceso de creación y gestión de este basurero.
Lo que se va sabiendo de esa gestión convierte el hecho en un crimen a ojos de gran parte de la sociedad vasca y los responsables deben ser perseguidos por la justicia, todos los responsables, los materiales y los intelectuales.
Resulta muy difícil de tragar que los posibles autores intelectuales de un crimen, que se han beneficiado hasta ahora de esa gestión homicida de las basuras, acaben escapándose de la justicia.
Y sobre este asunto tan asqueroso y tan doloroso, unas elecciones, unas elecciones en que se nos pide votar – para eso las han convocado -, a esos delincuentes de manos limpias, a quienes dicen que no tienen nada que ver con este suceso previsible en la marcha normal de Euskadi, esa marcha que causa daños a unos y lucra a otros.
La convocatoria es una turbia maniobra de los poderosos de Euskadi en medio de un Estado de Miedo más que de Alarma, cuando ir a votar a las mesas electorales o a las oficinas de correos, cuando formar parte de esas mesas o de esos servicios esenciales son situaciones de riesgo incrementadas para provocar una abstención descontrolada y unos votos controlados, esa convocatoria es ilegítima de raíz.
Creo que, de todas maneras, habrá que ir a votar para echarlos, es lo único que tiene sentido en esta situación ya que vamos a contraer el virus, que sea para algo útil.

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