Estoy viendo la serie semanalmente, sin atracones de capítulos, después de haber leído el libro, aquel libro que tuve 15 meses en la mesilla de noche sin ganas de empezarlo, la portada me traía recuerdos terribles, y que leí en menos de una semana.
El libro no es perfecto pero me pareció una buena novela realista, la descripción de la trama principal y de las tramas de los personajes secundarios es suficiente y refleja mejor que muchos reportajes y ensayos lo que hemos vivido, lógicamente me faltaban cosas vividas en primera persona pero la realidad de nuestras tierras está llena de muchas facetas que da para muchas novelas y Raúl Guerra Garrido o Bernardo Atxaga suplen esas ausencias…
De todas maneras, me falta algo en la revisión de las circunstancias que hemos vivido, de hecho se siguen viviendo en gran parte, y que hemos contribuido a crear, lo que he llamado a veces “los etarroides” o la “Eta pasiva”.
En los libros, series y películas, consta el peso de la “Eta con alzacuellos”, el repugnante papel de los curas y obispos vascos en la creación, construcción y defensa de la mafia vasca, pero apenas se toca la red de delatores y chivatos que con sus señalamientos, informaciones, financiación y ayudas mataron y extorsionaron a sus vecinos, proveedores, clientes, familiares, amigos… todos los que se atribuyeron y ejercieron un poder cobarde y oculto sobre las vidas y haciendas de los demás y que, ahora, impunes siguen su vida ordinaria de amas de casa, de empresarios, de empleados de banca, de profesores, de jubilados… frustrados y amargados porque el cese de la violencia aparente les ha quitado aquel poder. Ignoro si los sucedáneos de “ongi etorris”, colectas y reivindicaciones culturales les son suficientes, me temo que no, que donde pueden siguen imponiendo otro tipo de violencias sociales, de señalamientos y de linchamientos.
También me falta el “Komando andereño”, que decía un colega abogado. No se refleja la labor tan importante de los “irakasle” en la siembra, cultivo y cosecha de ese fruto amargo de la educación en “la opresión de nuestro pueblo”. Sin la labor en la enseñanza, en toda la enseñanza, de estas y estos apóstoles del sentimiento de víctimas y de la emoción de la rebelión contra la injusticia secular sufrida por este pequeño país, el sufrimiento de la sociedad vasca hubiera sido mucho menor, en mi opinión.
Supongo que también habría que mencionar a los del “batzoki”, los que recogían las nueces del árbol que otros sacudían, pero algo habrá que dejar para futuros libros y series y, como he dicho, el libro y la serie Patria me parece que están muy bien y, al menos, están sirviendo para que algunos de fuera abran un poco los ojos, si quieren abrirlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario