Verónica Castro in the opening credits for Los Ricos También Lloran (Photo credit: Wikipedia) |
Después de leer y oír tantos comentarios sobre “El capital
en el siglo XXI” de Mr. Thomas Piketty me lo compré para leerlo, al fin y al
cabo apenas son 25€. Asusta, el libro es un tocho, pero está escrito en un
francés muy claro -al menos la
introducción y la conclusión que es lo que he leído-, lo que ayuda a entender
el pensamiento del economista. Me lo he dejado como libro de consulta y
somnífero, así que de vez en cuando picoteo algunas páginas del interior o se
cae de mis manos al quedarme dormido. Tengo edad para confesarlo: no pienso
acabarlo de leer jamás pero lo recomiendo como si me lo supiera de memoria.
Ya lo he escrito otras veces: “los que mandan en el mundo se
aprovecharon del ciclo positivo de la economía para enriquecerse y se están
aprovechando del ciclo negativo para empobrecernos”. Lo que tiene el
pensamiento empírico de Piketty es que esta idea la basa en cifras y
estadísticas y lo dice más refinadamente que cualquiera de nosotros y además lo
proyecta en el tiempo. A los ricos y a sus expertos no les ha gustado, claro. A
pesar de que Piketty apunta medidas fiscales y educativas para disminuir la
desigualdad entre los ricos cada vez más acaparadores y los demás cada vez más
miserables y tales medidas parecen ingenuas, ya que los ricos tienen por
definición todos los medios para no dejarse expropiar de sus fondos y la
educación con el acceso a las nuevas tecnologías está también en sus manos.
“Esto sólo se arreglará cuando Botín salga de la cárcel” que
también lo he dicho, no tengo personalmente nada contra el Sr. Botín –tampoco
contra sus imposibles compañeros de celda-, pero como este apellido encarna en
España a esos ricos que Piketty nos acerca en su real dimensión, expreso así mi
desesperanza en el futuro y es preferible hablar de cárcel que de guillotina,
digo.
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