Las vegas (Photo credit: Moyan_Brenn) |
Las
retribuciones de los Presidentes, Consejeros Delegados, Consejeros, Directores
Generales… de las sociedades anónimas que encabezan las Bolsas Europeas, las
del Ibex en España, y que eufemísticamente llamamos salarios, los salarios más
altos de España o de Europa, tienen una explicación evidente: se los fijan
ellos mismos.
Lo que
resulta de la exposición pornográfica que en un ejercicio de trasparencia
realizan las sociedades cotizadas es que esos señores y alguna señora –de la
familia de otro de los de la misma foto-, son quienes deciden lo que ellos van a ganar.
En realidad deciden también lo que vamos a ganar o perder los demás, porque
pueden.
El
poder de sacar lo que quieren de los fondos de esas sociedades que encabezan
hasta que queden exangües en su caso. Ese es el poder: poder decidir lo que me llevo para mí.
Y los
políticos se pliegan a su poder, los políticos pueden hacer política, pueden
impedir esas ganancias, pueden hacer que las desigualdades disminuyan pero no
lo hacen porque están en sus manos, les entregaron su alma con la financiación
de sus partidos y con la puesta vista en ocupar una plaza en su mesa en el
futuro ya que los políticos tienen la creencia de que esos señores son los que
hacen la economía y de la economía dependen a su vez los votos. Es un círculo
vicioso, muy vicioso. Los votos son tan comprados como traicionados.
Hay que
perder la esperanza de que la política ciega de esos codiciosos insaciables
vaya a ser mejor que la que llevó a la aristocracia francesa a provocar el
alzamiento de los burgueses hace doscientos años o a la rusa a la revolución de
octubre hace casi cien años… así que es posible que el baño de sangre
tozudamente toque de nuevo a la puerta de esta Europa que se descoyunta entre
los ricos cada vez más ricos y los demás cada vez más pobres.
Cada
vez que se publican esos “salarios” echan más sal en las heridas que ellos
mismos han abierto en la sociedad, así que lo lógico es que acaben por no
publicarlos.
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