Esos cajones de diapositivas en el último cuarto de mi casa me
recordaban todos los días que había prometido digitalizarlas para que mis
hijos, cada uno viviendo en un extremo del mundo, pudieran tenerlas por
internet en sus ordenadores.
English: Situated in the Pyrenees, Jaca sits on a hill just above above the Río Aragón. (ATR) (Photo credit: Wikipedia) |
La muerte deja la ausencia, la ausencia, la gran ausencia
que no se puede rellenar ni con todas las lágrimas ni con todas las emociones.
Los recuerdos son imágenes. Un olor, una nota musical… nos traen imágenes y
esas imágenes nos llevan en un destello a aquel pasado, a aquella infancia, a
aquella ingenuidad –el pasado siempre es infancia e ingenuo porque no sabe lo
que pasó entre aquella vida y este ahora- ¡Cuánto más una imagen nos lleva a
otras imágenes!
He ido mil veces a aquel pasado y he vuelto mil veces de
aquel pasado, dejando mi piel en todas las espinas del camino, cada diapositiva
me ha dejado una muesca en alguna arteria de mi alma y cada dolor, cada
desgarro, me hacía ansiar la siguiente.
He acabado y tengo síndrome de abstinencia. Esos álbumes de
fotos en la estantería de mi casa me recuerdan que me he prometido
digitalizarlas con la excusa de que mis hijos, cada uno viviendo en un extremo
del mundo, puedan tenerlas por internet en sus ordenadores.
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