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Cuando en una misma frase metemos una palabra
que identifica la religión de quien ha cometido un crimen al referirnos a ese
crimen, aunque sea para que no se identifique a esa religión con el crimen,
estamos asociando esa religión con ese crimen. Y cuantas veces repetimos esa
unión o esa desunión más reforzamos, queriendo o sin querer, ese nexo –Ya estaba
el Chepas con sus discursos retorcidos de las noches de los lunes-, así que si
quienes repiten las frases y las acompañan de imágenes son los medios de
difusión y confusión, el subconsciente social asocia esa religión con los
crímenes… y eso es lo que les está pasando a los mahometanos.
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Pero… ¿No decías que los terroristas son los
islamistas auténticos? –Le recordó el barman que conmigo formaba la cátedra
asistente a sus cursos en torno a un gin tónic-¿Y que el Corán es la justificación
escrita de la sangrienta construcción de una cultura?
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Todos los libros sagrados responden a objetivos
de sus mandantes: la Torá es la explicación de que los judíos con sus líderes
corruptos desde la noche de los tiempos son el pueblo elegido por Dios que le
hace sufrir lo que está escrito y justifica que hagan sufrir a sus vecinos y
parientes igualmente; el Corán es un texto que explica cómo, a sangre y fuego,
una banda de camelleros y comerciantes sin escrúpulos puede construir y
destruir imperios; el Evangelio es una
ficción sobre un bondadoso personaje, mezcla de superhéroe y zombi, que es la excusa
para montar una mafia religiosa de banqueros y pederastas que ha sido la
catástrofe que ha dejado a España descolgada de Europa para siempre jamás…
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¿La religión es violencia? –Me salió preguntar,
sin dirigir la cuestión a nadie pero no hizo falta, el Chepas había cogido
cuerda-.
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¡La violencia es la aplicación literal de la
religión, la auténtica y radical ejecución de los preceptos divinos de todas
las religiones! ¡El que está con el
verdadero Dios tiene el deber sagrado de acabar con los que no estén con Él,
sobre todo con los tibios! En todos esos libros inspirados por los reyes que
los pagaron hay nimidiades bondadosas acerca de los prójimos, los pobres, los
mansos… como las que puede decir una candidata a Miss Euskadi en un concurso,
pero eso es la hojarasca, la esencia de los mismos es el poder ¡El poder! Se
escribieron para ser herramientas de poder hace mucho tiempo y siguen siendo
poderosas armas de poder. He dicho.
Y el Chepas puso
la tarjeta de crédito sobre el mostrador y, mientras le preparaban la cuenta,
se dirigió eructando al retrete de señoras, donde supongo que meó en el lavabo
como era su costumbre.
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