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martes, 10 de mayo de 2016

CONCURSO DE ACREEDORES CON LANGOSTINOS

English: Shellfish paella. Español: Paella de ...
English: Shellfish paella. Español: Paella de marisco. (Photo credit: Wikipedia)
Los surferos pescaban chipirones mientras esperaban que las olas aparecieran, formando esa línea de desempleados a los que no se espera en la inútil oficial Oficina del paro que es tan típica de nuestros horizontes. La sonriente morena puso la paella en la mesa entre los dos amigos que disfrutaban ya de un buen vino blanco de Falces (Navarra) con deleite. Galtzagorri cogió uno de los humeantes langostinos y empezó a pelarlo.
-          Yo he comparado muchas veces a la empresa en concurso de acreedores con un langostino. Antes los trabajadores con el juego de los privilegios de los créditos laborales y la vieja ley de suspensión de pagos, se comían el cuerpo del langostino para crear una cooperativa o una sociedad anónima laboral y dejaban a los acreedores las cáscaras y la cabeza negra de disulfito sódico…
-          Pero se modificó la ley en España y se puso a la hora europea –Hiruntchiverry se ha servido una ración que desborda su plato-, haciendo más determinante la figura del Administrador que designa el Tribunal de Comercio.
-          En España lo designa el Juez de la Mercantil –Galtzagorri picotea los tropiezos sin llegar a servirse mientras sonríe a su vez hacia la madura belleza de la camarera-, y así se ha logrado que ahora solo sea el Administrador Concursal quien se coma lo aprovechable del langostino, mientras que todos los demás se tienen que conformar con las cáscaras. El Administrador solo tiene un objetivo claro: cobrar él. Y ese objetivo lo persigue por todos los medios.
-          ¿Y qué hace el Juez?
-          El Juez cumple con su deber: prevarica. El Juez a final de mes cobra lo mismo, pase lo que pase con el concurso, así que como con concursados y acreedores no toma el aperitivo, ni le invitan a congresos y conferencias con gastos pagados, pues calla, mira para otro lado y firma lo que le ponen. Los jueces no se venden, los jueces se regalan.
-          En el país del otro lado de la muga, acaban en la cárcel de vez en cuando Administradores Concursales y Tribunales de Comercio enteros por esas cosas, que también suceden –Hiruntchiverry solicita la tercera botella del mismo vino, hace calor en la terraza a pesar del aire marino-, pero tengo la impresión que deberían ir muchos más a prisión.
-          Quiero creer que, en este lado del Bidasoa, los jueces no son conscientes de los crímenes que cometen con sus resoluciones y que hay administradores concursales con un mínimo de ética –Galtzagorri está acabando con el arroz que ha ido quedando en la paella-, pero me resulta muy difícil creerlo, aunque supongo que gente honrada hay en todas partes.
-          Es lo que tiene la ficción que pocas veces supera a la realidad. No sé por qué he dicho esto ¿Cómo se dice bien?
Hiruntchiverry que empieza a dar signos de cierta ebriedad tiene la sensación de que Galtzagorri se evapora y desaparece detrás de las contundentes curvas de la camarera.


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