La mitología griega siempre ha sido mi favorita y no entiendo por qué nadie da una medalla de honor a Afrodita o nombra hijo honorario a Hefesto... no sé qué habrá hecho la Virgen de la Regla o la Virgen de las Angustias de mejor que cualquiera de ellos y que además llevan más tiempo poblando la imaginación de la gente. Tengo que reconocer que en el hinduismo tampoco están mal de meritorios a un reconocimiento medallístico -yo tengo siempre a Om Ganeshi en mi lugar de trabajo, hace el mismo efecto que la homeopatía en una enfermedad o que San Pancracio en la búsqueda de clientes pero me hace más gracia con su cabecica de elefante que el tipo del ramito-.
En el puesto de trabajo, tampoco está mal poner discretamente a la vista de las visitas, quizá los efectos sean más interesantes, la escuadra, el compás y otra parafernalia masónica, aunque no me imagino a un meapilas de ministro condecorando al supremo arquitecto o la virgen de la columna salomónica.
El único problema de todas estas gilipolleces es que unos las hacemos con nuestro dinero pero otros las hacen más caras y también con nuestro dinero.
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