Los aniversarios
redondos de los 40 años de la “Transición” están pasando y
vienen a coincidir con la transición de España desde el concurso de
acreedores a la insolvencia absoluta, no solo financiera, sino moral
y política. Los poderes que han dirigido España durante siglos, con
breves y ciertamente caóticos periodos de intentos de toma popular
de las riendas, siguen siendo igualmente detentadores de sus riquezas
materiales que, como sus ancestros en la rapiña, las siguen
extrayendo del saqueo de esos súbditos españoles que raras veces
han llegado a ser ciudadanos. Es lo que hay, lo mismo vacían los
fondos de pensiones de todos que se reparten con sus amiguetes
europeos esos sesenta mil millones que tomaron prestados para siempre
jamás, son conscientes de su fuerza y de la debilidad de esta
sociedad tonta que desde siempre les ha aguantado -ya sé que las
explicaciones históricas no consuelan y que lamentar que el hacha
del verdugo puritano o la guillotina republicana no fueran fabricadas
en Eibar es inútil y desmoralizante-, son los eternos sinvergüenzas
de Europa y los oficinistas que dirigen el cotarro europeo los
aprecian como si fueran de los suyos porque, al menos, les son útiles
y, pudiendo desviar algo a sus bolsillos, son eficaces a sus fines,
fines que tampoco coinciden con los objetivos de la sociedad
mayoritaria europea. Hemos logrado un gobierno continental de élites
para élites y al que es difícil ver alternativas, la sucursal
española es vomitiva y casposa y además es la que nos cae más
cerca.
- ¡Voy a buscar
alcohol! Necesito doparme.
Adormidera española |
Me dan ganas de
gritar, como un personaje “acojonado” de comedia, ante el
panorama que percibo. Pero mi hígado está tan amortizado, que
morirse de cirrosis en el pasillo de urgencias de cualquiera de
nuestros hospitales recortados es contribuir a sostener este régimen
de vampiros. No creo en la política, he estado tan cerca de ella
varias veces que he podido ver la representación entre bastidores
con toda su crudeza, pero no hay otra herramienta en manos de los
españoles que la acción política permanente y el voto cuando toca,
así que la militancia activa en la protesta y en la reivindicación
frente a cada decisión es lo que toca, la indignación permanente y
no flor de un día, la situación de cabreo como perros ladradores
que obligue a Epulón a dejar caer sus migas, la denuncia pública de
esas conductas de latrocinio, las huelgas al consumo de sus
adormideras colectivas, la inversión familiar en la educación de
nuestros jóvenes no para que escalen esta pirámide hispana sino
para que la inviertan, la utopía en el inalcanzable horizonte…
para que el día a día acabe siendo un poco más soportable en este
estado de insolvencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario