- ¿Mala cara? ¿Mala
cara, yo? En cuanto vi la cotorra me tenía que haber ido pero no
me fui. No soporto los bichos en una casa pero cuando uno está
caliente, muy caliente, ni te importa una cotorra, ni un camaleón,
porque también había, en una especie de pecera, un camaleón… Es
que tuvimos un torneo de rugby de ésos de veteranos en un pueblo o
barrio por Burdeos. Y ya sabes lo del tercer tiempo, como hacía
tiempo que no hacía una escapada, prolongué un poco el tercer tiempo
con un par de tipos de nuestro equipo y un francés de la zona que se nos
había apuntado. Así que para el cuarto o quinto
tiempo nuestro guía
nos llevó al único establecimiento abierto a aquellas horas, una
especie de discoteca para desesperados. Allí todos empezaron a hacer
el gorila en la pista y yo me encontré con una chica en la barra, un
estilo Naomí Campbell en más joven y en más pequeño, así que le
recité el trozo del Cid de Corneille que me sé desde niño a la
Paqui -le entendí que se llamaba Paqui, pero vete tú a saber-, y le
invité a tomar una copa, estuvimos un rato charlando y luego
pusieron unas piezas con un ritmo más apetecible y estuvimos
bailando. Yo bailo mejor que Ryan Gosling, sobre todo con combustible
en el torrente sanguíneo. Y en una de ésas me dice que vive por
allí cerca y que si quiero ir con ella a su apartamento. Eso no me
había pasado en los últimos 20 años por lo menos, desde… bueno,
ésa es otra historia que no voy a contar ahora. Así que nos fuimos
a su apartamento, que era más bien una habitación con cotorra,
camaleón y una cama, no me fijé mucho en la decoración pero no
debía estar mal. Ella y yo a lo nuestro, tomando posiciones en el
lecho mientras que la cotorra ponía banda sonora en varias lenguas
como si fuera un película pornográfica en una academia de idiomas.
No conseguimos romper el colchón por muy poco y me quedé dormido
por agotamiento. Cuando me sonó la alarma interior de que iba a
perder el autobús del equipo para volver a Donostia, me levanté,
busqué una ducha y una toalla con las que borrar las secuelas
olfativas de la noche y me vestí para salir corriendo. Entonces
Paqui, o como se llame, se puso en pie, como dios no la trajo al
mundo, y me enlazó con sus brazos, su cuerpo caliente contra el mío -Priapo a punto de reventar la
bragueta-, mientras me susurraba tiernamente al oído: Et mon p’tit
cadeau? O sea ¿Mi regalito? Y la cotorra repitiéndolo,
despatarrándose y desalándose de risa: Mon petit cadeau, mon petit
cadeau, mon petit… El camaleón me miraba sardónico en silencio. Con 200 euros menos en la cartera, corriendo por
aquellas avenidas, que parecían Nairobi al amanecer o así, a buscar
un taxi, los taxis cogen tarjetas de crédito, en Nairobi no sé pero
en Burdeos sí. He llegado al autobús por los pelos y me he hecho el
dormido todo lo que he podido durante el viaje. No sabes qué
pitorreo. Y lo primero, me he dicho, a donde el boticario del barrio
a hacerme el test ése, el del anticuerpo o como se llame ¿Mala
cara, yo? La tuya, boticario de las narices, que pareces un camaleón
o un cotorra o yo qué sé.
viernes, 25 de agosto de 2017
martes, 22 de agosto de 2017
¿CUÁNDO Y DÓNDE SERÁ EL SIGUIENTE?
Ha muerto el último
del comando islamista de los ataques de Barcelona y Cambrils y no
sabemos cuándo y dónde se producirá la siguiente acción análoga
en alguna población de occidente, solo sabemos que se va a producir.
Ante un problema tan
complejo y con tantas facetas, las medidas policiales parecen
cuidados homeopáticos ante una enfermedad grave y con innumerables
metástasis.
Ningún estado de la
Unión Europea va a cambiar sus políticas interiores respecto de las
segundas y terceras generaciones de inmigrantes de las ex-colonias
que se aburren en el paro subvencionado de los guetos suburbiales,
mucho menos van a cambiar sus políticas exteriores respecto de los
jeques financiadores de la guerra santa coránica ni respecto de los
conflictos permanentes en aquellas colonias o en el oriente próximo,
así que inevitablemente se volverán a producir acciones terroristas
en nuestras calles cuando se presente una oportunidad y donde los
autores futuros la aprovechen.
No se va a fomentar
el laicismo en la sociedad, no se van a defender los valores
republicanos -en España menos-, y no se van a realizar verdaderas
políticas de justicia social en contra de las leyes implacables del
capitalismo, se ha optado por la policía y por el desparrame del
dinero ciegamente sobre las bolsas de población marginada por los
mercados, así que guardaremos, los sobrevivientes por lo menos los
guardarán, minutos de silencio una vez más.
No se va a dejar
caer ninguno de los regímenes corruptos de teócratas que son unos
clientes formidables, unos proveedores esenciales y unos socios
principales del club de financieros que manda de verdad en la
política cristiano-occidental y, la siguiente vez, se derramarán
unas lagrimitas de pesar en el bar del “country club” por los
muertos desharrapados y los sacrificados peones de las fuerzas del
orden establecido tan lejos del “country club”.
No hablemos de esa
locura de Israel, sostenida por la complejidad supersticiosa de los
lazos de intereses de las oligarquías, con su licencia para imponer
a sangre y fuego todos los delirios satánicos del hijo de puta del
dios de las escrituras en medio del avispero. Las condolencias
israelitas servirán de consuelo, como siempre, a los supervivientes
del siguiente acto de guerra que emprendan los seguidores del mismo
hijo de puta de dios que volvió a asomarse en el bodrio coránico
unos años más tarde, cuando una panda de reyezuelos asesinos salió
del desierto a conquistar medio mundo y los más listos de ellos
encargaron un texto que justificase sus crímenes, lo que siempre es
bueno.
O sea que: ¡Hasta
la próxima!
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Un jacobino en la corte de Sabino
lunes, 7 de agosto de 2017
REBANADA DE VERANO Y TAL
- Emerlinda Freitas,
a pesar de su nombre, no es negra ¿Mulata? No, más bien blanca
mate, así como sin brillo. Tiene unos ojos saltones, saltones como
los del gato de dibujos animados al que los adversarios ratones le
han dado con un gran martillo en el rabo, verdaderamente saltones y
la nariz también como la del gato, los golpes de la vida se la han
ido aplastando. Emerlinda Freitas, al menos la que yo conozco, es, lo
que se suele decir, fea, de una fealdad de cuadro cubista primitivo o
de un personaje secundario de un manga japonés, pero no es
desagradable, se le puede mirar a la cara, además tiene tetas, tetas
duras como balones de “handball” y culo, culo bien puesto, de los
de piel de melocotón. Además desde joven ha sido cariñosa, muy
cariñosa… yo siempre la he querido mucho y, si no bebe, se le
puede llevar a cualquier sitio. Ermelinda Freitas, la que te digo que
yo la quería, de joven tenía las tetas como balones de fútbol,
daba gusto verlos botar ¡Qué recuerdos! Ermelinda Freitas cuando
tuvimos una época de un cierto noviazgo, vamos que se venía a mi
piso a pasar la tarde mientras llovía en la calle y yo me había
quedado en casa a estudiar porque la biblioteca de la facultad estaba
llena, así que venía ella y yo dejaba de estudiar, aunque tuviera
examen al día siguiente, y nos pasábamos la tarde cariñosamente
hasta que ella se iba, entonces Ermelinda Freitas tenía un novio
futbolista, un profesional que ya ganaba una pasta, y, como el tipo
tenía que entrenar mucho, Ermelinda Freitas, la que yo conocía que
parece que es la misma que tú dices, se venía a charlar conmigo
para pasar la tarde. La verdad es que no hablábamos mucho, ya sabes
las hormonas y la juventud, pero me contaba cosas de su novio, ése
que ahora es un cargo del que tanto se habla y que has dicho antes, y
ya entonces no me gustaba, no me gustaba como futbolista que era de
los que controlan el balón, leen la jugada y acaban pasando el balón
para atrás no corría riesgos, no me gustaba como persona, me
parecía un taimado, era un tipo como falso, que no iba de frente, y
un prepotente, prepotente con los débiles, claro, un cobarde con los
que mandan. Cuando acabé la
carrera dejé de verla un tiempo pero
las tardes con Ermelinda Freitas se grabaron a fuego en mi interior,
así que hice por encontrarla casualmente y tomamos un café unos
años más tarde y estuvimos hablando, creo que por primera vez
estuvimos hablando de verdad, en realidad habló ella, había habido
una historia de embarazo y, claro el futbolista tenía novia pija y
se iba a casar con su novia, así que Ermelinda Freitas se
desembarazó como pudo, sola, tarde y mal, no quiso llamarme a mí,
sabía que yo estaba en plenas oposiciones y prefirió no molestarme.
Luego se fue a vivir fuera, por el sur, más allá de Vitoria que
diría el otro, se hizo comercial de unas bodegas de reputación, ha
ganado mucho dinero y ese alcoholismo que te han dicho que es tan
repelente, tan agrio, que le hace montar broncas en cualquier sitio.
Pero te juro, que te hayan dicho lo que te hayan dicho, que yo no la
he visto desde aquella tarde del café con leche, en una cafetería
de Licenciado Poza, afuera llovía, ella hablaba mientras yo untaba
un bollo de mantequilla, la música ambiente era de baladas country,
sus ojos saltones brillaban, su cama era blandita, muy mullida...
viernes, 4 de agosto de 2017
EL TURISMO MATA LA CIUDAD
Durante unas
vacaciones del pasado año fui a hacer turismo a Praga. Hacía años
que quería ir pero no lo había hecho hasta ahora. Mi madre me había
hablado muy bien hace cuarenta años de aquella ciudad monumental con
una gran vida comercial, instrumentos musicales, antigüedades,
porcelanas… lógicamente la desilusión fue inmensa, en Praga están
los monumentos pero el centro está reducido a tabernas para
turistas, tiendas de recuerdos para turistas, espectáculos para
turistas y las cadenas comerciales que están en todas las capitales
del mundo. Hay que salir de la parte turística de Praga para vivir
Praga.
Es evidente que la
búsqueda de lucro inmediato con el turismo, atraído
mayoritariamente por lo que la historia y la naturaleza dio a la
ciudad, y que los taberneros y otros comerciantes buscan con lógica
capitalista produce la muerte de la ciudad, sea ésta Praga o
Barcelona o Donostia. A ello se añade que también las ciudades
turísticas tienen el fenómeno de la creación de centros
comerciales que matan el comercio local, que viven el desembarco de
las cadenas de las marcas de los grandes grupos del comercio que
repiten sus logos e imágenes corporativas en todas las ciudades del
mundo y, lógicamente, el incremento de la venta por internet que
viene a reducir cada vez más el número de reales consumidores. En
resumen, todos los centros de las ciudades turísticas se van
convirtiendo en barrios típicos, donde lo más típico -como decía
mi madre, por cierto-, son las “cuevas de ladrones”, esto es los
establecimientos dedicados a “robar” a los turistas: hostelería
de calidad dudosa a precios desmesurados, tiendas de “souvenirs”
auténticos “made in china”, espectáculos para el
entretenimiento del espectador ocasional, la adecuada prostitución
necesaria, algún cambista timador y poco más.
Las ciudades, que
sobreviven, huyen de esos centros y se van refugiando en los barrios
que los turistas no visitan salvo por error pero hay ciudades que
puede que no sobrevivan que se mueran, son las ciudades que siempre
han sido turísticas, que su propio éxito las mata, normalmente
pequeñas -me vienen inmediatamente imágenes de Lourdes, de
Santillana del Mar, de… pero es fácil señalar-.
El capitalismo está
matando una parte de la ciudad de Donostia -como ha pasado en otros
polos turísticos-, pero nuestros idiotas típicos, que disfrutan
haciendo daño con cualquier excusa, enfocan sus ataques -son
impotentes contra el capitalismo-, contra el turista que viene a
conocer Donostia y que no tiene nada que hacer en este ciclo de los
mercados. Es la ciudad, los ciudadanos donostiarras, quien puede
optar por el modelo de ciudad que quiere y tomar las medidas
políticas para ello pero el “lobby” de taberneros también forma
parte de esa ciudadanía y hasta ahora es quien la ha dirigido.
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