- Emerlinda Freitas,
a pesar de su nombre, no es negra ¿Mulata? No, más bien blanca
mate, así como sin brillo. Tiene unos ojos saltones, saltones como
los del gato de dibujos animados al que los adversarios ratones le
han dado con un gran martillo en el rabo, verdaderamente saltones y
la nariz también como la del gato, los golpes de la vida se la han
ido aplastando. Emerlinda Freitas, al menos la que yo conozco, es, lo
que se suele decir, fea, de una fealdad de cuadro cubista primitivo o
de un personaje secundario de un manga japonés, pero no es
desagradable, se le puede mirar a la cara, además tiene tetas, tetas
duras como balones de “handball” y culo, culo bien puesto, de los
de piel de melocotón. Además desde joven ha sido cariñosa, muy
cariñosa… yo siempre la he querido mucho y, si no bebe, se le
puede llevar a cualquier sitio. Ermelinda Freitas, la que te digo que
yo la quería, de joven tenía las tetas como balones de fútbol,
daba gusto verlos botar ¡Qué recuerdos! Ermelinda Freitas cuando
tuvimos una época de un cierto noviazgo, vamos que se venía a mi
piso a pasar la tarde mientras llovía en la calle y yo me había
quedado en casa a estudiar porque la biblioteca de la facultad estaba
llena, así que venía ella y yo dejaba de estudiar, aunque tuviera
examen al día siguiente, y nos pasábamos la tarde cariñosamente
hasta que ella se iba, entonces Ermelinda Freitas tenía un novio
futbolista, un profesional que ya ganaba una pasta, y, como el tipo
tenía que entrenar mucho, Ermelinda Freitas, la que yo conocía que
parece que es la misma que tú dices, se venía a charlar conmigo
para pasar la tarde. La verdad es que no hablábamos mucho, ya sabes
las hormonas y la juventud, pero me contaba cosas de su novio, ése
que ahora es un cargo del que tanto se habla y que has dicho antes, y
ya entonces no me gustaba, no me gustaba como futbolista que era de
los que controlan el balón, leen la jugada y acaban pasando el balón
para atrás no corría riesgos, no me gustaba como persona, me
parecía un taimado, era un tipo como falso, que no iba de frente, y
un prepotente, prepotente con los débiles, claro, un cobarde con los
que mandan. Cuando acabé la
carrera dejé de verla un tiempo pero
las tardes con Ermelinda Freitas se grabaron a fuego en mi interior,
así que hice por encontrarla casualmente y tomamos un café unos
años más tarde y estuvimos hablando, creo que por primera vez
estuvimos hablando de verdad, en realidad habló ella, había habido
una historia de embarazo y, claro el futbolista tenía novia pija y
se iba a casar con su novia, así que Ermelinda Freitas se
desembarazó como pudo, sola, tarde y mal, no quiso llamarme a mí,
sabía que yo estaba en plenas oposiciones y prefirió no molestarme.
Luego se fue a vivir fuera, por el sur, más allá de Vitoria que
diría el otro, se hizo comercial de unas bodegas de reputación, ha
ganado mucho dinero y ese alcoholismo que te han dicho que es tan
repelente, tan agrio, que le hace montar broncas en cualquier sitio.
Pero te juro, que te hayan dicho lo que te hayan dicho, que yo no la
he visto desde aquella tarde del café con leche, en una cafetería
de Licenciado Poza, afuera llovía, ella hablaba mientras yo untaba
un bollo de mantequilla, la música ambiente era de baladas country,
sus ojos saltones brillaban, su cama era blandita, muy mullida...
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