-A veces es difícil distinguir una rata de cloaca de un
empresario que ha tenido que bajar a las cloacas de la economía pero, al menos,
hay que intentarlo –me dijo mi amigo bilbaíno Manu Majors el otro día-. Muchos
empresarios de este país han tenido que moverse por las cloacas de la vida,
sobre todo de la política, para poder realizar su actividad y es muy difícil
que, moviéndote entre tanta mierda, no te manches al tocar alguna cañería, prácticamente
imposible.
-Yo creo que hay gente que se ha mantenido fuera de la
corrupción –le contesté mientras salíamos de la librería en la que nos habíamos
encontrado comprando el Rugby World Magazine-, y que se ha visto arrastrada a
esa suciedad por la crisis, el estallido de la burbuja inmobiliaria...
-¡Que no ha habido burbuja inmobiliaria! –me cortó el veterano
abogado-. ¡Que lo que ha habido es un inmenso tumor bancario! Un absceso económico
provocado por la codicia de la banda de la banca española... ¡Este país sólo se
arreglará el día que Botín salga de la cárcel! Y Botín no está en la cárcel ni se le espera.
- Pero tenemos empresarios que están entrando en la cárcel,
alguno además muy importante...
-La mayoría de los empresarios que entran en la cárcel son “paletas”
de la construcción que, como pardillos fueron engañados por sus bancos, se
metieron a enriquecerse como drogados y les cogió el estallido del tumor
bancario de pleno, así que no pudieron ni acabar las promociones ni devolver la
pasta a los compradores ¡A la cárcel por apropiación indebida o estafa! Los que
no pudieron pagar los impuestos ¡A la cárcel por delito fiscal! Nada de nada,
los proletarios que levantaron cabeza... al “trullo” y los delincuentes de siempre al
Club de Golf ¡Más ricos que nunca! Y además con nuestro dinero que el gobierno
les ha dado para tapar los agujeros de sus chiringuitos financieros.
Y nos tomamos unas cañas en la calle Euskalduna mientras Manu
Majors me seguía ilustrando sobre la economía real de este pequeño país.
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