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Los movimientos asamblearios son para quien se
los trabaja. La casta, la nueva casta, que se está haciendo con el poder en “Podemos”
no es de generación espontánea, ya está rodada en el movimiento estudiantil. Su salto a la “política” ciudadana, valga la redundancia, es un
paso lógico. Ahora están bajo los focos y los análisis de todos los
interesados. Y sus primeros pasos, asambleas de bases, tienen aire leninista indudablemente…
Hemos salido hace un rato de la
sociedad, la buena noche anima a la charla con los últimos cigarrillos –“ya solo
fumo 5 al día” se miente en público-, mientras cruzamos el puente para volver a
Gros, el centro del mundo.
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La política necesaria pero que hemos convertido en
la inmoralidad permanente o la moral de la indecencia en vez de ser un servicio
a los demás. Las referencias éticas han huido de la política. Hablar de ética
en política es provocar la carcajada de los políticos y de los votantes y sin
ética en democracia: todo está permitido.
Las voces suenan tristes,
encadenan tópicos en las voces que hace cuarenta años eran jóvenes ilusionadas,
hoy de prostáticos cínicos que temen un futuro de un degenerado estado al
servicio de lejanos y obscuros financieros para los que la democracia es
accesoria o de lucha desesperada e
incierta entre los rechazados de la sociedad y los lacayos de la
carpetovetónica y mafiosa derecha,
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La carencia de líderes es la consecuencia
querida por los unos y los otros, ni a los oligarcas financieros ni a los
mediocres políticos a su servicio, les convienen líderes sociales, líderes que
conduzcan la sociedad hacia una verdadera democracia que funciones…
Y así hasta que los dos últimos
contertulios se separan porque es tarde. Es tarde y aun no son las doce y media
de la noche.
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