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lunes, 28 de septiembre de 2015

UN BATACAZO ES UN BATACAZO


Lo serio es ser serio y dimitir. Esta mañana, ante el espejo, el suicida de Barcelona y el Troll de la Moncloa deben mirarse a los ojos y afeitarse el cuello político de una vez. Es lo que deben pero no harán. Uno se empeña en confundir Barcelona con Castellfollit de la Roca y el otro en confundir esa capital europea con el Poble Espanyol. El futuro está aquí y solo tenemos cagoners para recibirlo.
Es descorazonadora la frivolidad con la que se ha abordado el problema del desafecto por España, que en Cataluña llega ya a la mitad del censo electoral, por parte de quienes hemos ido poniendo con nuestros votos al frente de las instituciones del Estado. Desde esta Corte de Sabino en que se ha convertido la Vasconia ancestral hemos observado el proceso catalán que nos coge tan lejos como tan cerca y lo hemos aprovechado y lo aprovecharemos para maquillar las arrugas de nuestras posiciones. Pero el problema común que tenemos todos los ciudadanos de España, que nos sabemos españoles aunque no nos guste el concepto de serlo, se llama tópicamente “Madrid”.
Madrid es una estrella lejana que aduce a cuantos llegan a ella desde el resto de España para manejar las palancas del poder. La vida en Madrid transforma la biología de los servidores del Estado en la Villa y Corte que viven y se alimentan de la atmósfera madrileña y de los alimentos intelectuales madrileños, aislándose de la realidad que viven la inmensa mayoría de los españoles y esto deja en la periferia a toda esa turbamulta de cabecillas que quieren también montar su propio reino, su pequeño país, con todas las facetas madrileñas de corruptelas y corrupciones revestidas de folklore.

España, la tarea es inmensa pero los trabajadores son pocos, mal avenidos y poco trabajadores. El batacazo catalán nos lo hemos pegado, una vez más, los ciudadanos. No hay razones para el optimismo.     

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