LIBRE COMPETENCIA
Ella era muy devota de la Virgen de Pilar, muy devota
de toda la vida, creo que nació siendo devota y, por eso, le pusieron su nombre
y no le pusieron Arantzazu o Coro o Begoña o cualquiera de los otros nombres de
vírgenes que se poníanpor la ciudad cuando ella nació. Cuando su marido se fue con la secretaria se llevó un disgusto, no sólo por la vulgaridad de liarse con la secretaria, sino porque para ella el matrimonio era para toda la vida. Así que, en medio de su zozobra, se fue corriendo al altar de la Virgen
del Pilar de una parroquia próxima y no se fue a la Virgen más próxima, la de
Lourdes para el caso que tenía un altar muy azul y rosa en una capilla a unos
pasos de su portal, ni a ninguna de las otras vírgenes que se puedan encontrar
en google o en el territorio de España, se fue a pedirle a la Virgen del Pilar que su
marido volviera y se lo pidió con toda la fe, con su inmensa fe, volvió varias
veces, desoyendo el consejo de familia y amistades, a pedir que el volviera,
incluso hizo el voto solemne de llevar un escapulario con la efigie de la Virgen del Pilar el resto
de sus días desde que él volviera al hogar. Y, a los seis meses de irse, la ya
ex secretaria se dio cuenta de lo que le había caído encima: lavar calzoncillos
y demás, limpiar las meadillas alrededor de la taza, los pedos en la cama... y
se lo quitó de encima, y de debajo –que
una cosa es el kamasutra en la oficina y otra cosa es lo que más jode de la
vida en común-. Así que resignado, el marido prófugo, regresó a los santos
vínculos.
Hoy hemos guardado cinco minutos
de silencio en la puerta del ayuntamiento por ella, una víctima más de la
violencia de género. Ha sido terrible, muy doloroso para todos los que
conocíamos su devoción a
No hay comentarios:
Publicar un comentario