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viernes, 21 de octubre de 2016

PRENSA LIBRE


Es lamentable el estado actual de los medios españoles de referencia tanto en papel -y lo que digo es aplicable también a radios-, como en sus versiones en la red, al menos yo lo lamento. No es posible la existencia de una empresa periodística independiente ya que todos somos “yo y mis circunstancias” y estamos siempre en lucha entre nuestro “yo” y “las circunstancias” pero hay periodistas que, con medios económicos limitados, ejercen un periodismo libre desde su posición ideológica y esta mera existencia es molesta para aquellos medios que fueron la referencia y que ahora, financieramente dependientes de los poderes fácticos de España, se dirigen a su definitiva extinción, pero es una muerte lenta y vergonzante en que para boquear algo de oxígeno se han convertido en panfletos, panfletos finos como corresponde a las mejores plumas que se pueden comprar en el mercado, que solo sirven a los que pagan sus facturas pero que solo leemos algunos y lo que leemos nos hace llorar, lamentar que esas cabeceras que amamos en el pasado galopen en rebaño hacia el desfiladero.
Entre la prensa de prestigio y el panfleto había diferencias, había una prensa adscrita a unas ideas, que eran las circunstancias de sus “plumillas”, y de esa comunión diariamente surgían páginas que creaban una comunidad de lectores que comulgaba con sus titulares. Y luego estaban los panfletos que se editaban por grupos ideológicamente definidos y que eran lanzados como octavillas voladeras para reforzar a los previamente conquistados y para enfurecer a los enemigos que casualmente los recibieran. El inquieto lo tenía claro, solo se dejaba engañar el que quería dejarse engañar, como ahora pero aquí y ahora aquella prensa seria -y las radios, no nos olvidemos-, se ha borrado de la batalla, ha creído que era mejor convertirse definitivamente en panfleto caro de costes y ha traicionado al periodismo y a su propia historia.
El panfleto es necesario, el periodismo militante es militante antes que periodismo, el periodista metido a publicista no engaña al mercado, pero no se puede pretender, desde la tribuna hipotecada al servicio del que ordena y manda, dar lecciones de prensa libre. Es lamentable el estado actual de los medios de referencia pero nos están preparando un futuro sin medios que lamentar.


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