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domingo, 2 de octubre de 2016

ASCENSO Y MUERTE DE CONCINI



Cuando María de Médicis asumió la Regencia –después del asesinato jesuita de Henri IV-, Concini pasó a ser su favorito; compró el marquesado de Ancre y se hizo nombrar primer gentilhombre de la cámara, intendente de la mansión de la reina, gobernador de Péronne, Roye y Montdidier, antes de ser, finalmente, elevado a la dignidad de Mariscal de Francia en 1613.
El rey niño, Luis XIII, ayudado por su maestro halconero, Luynes, y de algunos fieles, le hizo asesinar por el barón de Vitry, Nicolás de L’Hospital, capitán de la guardia de corps, el 24 de abril de 1617, en el patio del Louvre, cuando entraba a sus funciones en el Palacio. Sus asesinos pasaron a ocupar puestos destacados en el séquito de chupones del rey que así se independizó del caprichoso poder de su madre.
La Corte de Sabino  no es la Corte de Francia en aquellos tiempos, pero más o menos en toda Corte la coherencia sobra y la conjura es lo que mueve el cambiante poder, se entra bravo y sonriente por la puerta de la sala del trono y se acaba defenestrado sobre el estiércol de la cuadra o apuntillado como un toro de lidia, es la vida, es el poder, es la corte, es la mierda…


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