Después de 60 años
oyendo la pregunta: “Basque? Mais qu’est ce qu’il se passe au
Pays Basque Espagnol?”; llevo un par de años con “Espagnol? Mais
qu’est ce qu’il se passe à la Catalogne Espagnole?”; y uno
empieza a explicar por cualquier extremo lo que sabe más o menos. A
los 5 minutos ya nadie de la mesa te hace caso y puedes pedir que te
sirvan un poco más de ese vino de Borgoña que está tan bueno. Así
es Francia “Liberté, egalité et frivolité”.
Pero uno se pregunta
a veces qué pasa en Cataluña. La historia política de lo que hoy
es Cataluña produjo la situación en la que se encuentra esta región
y el tiempo no tiene retroceso, lo que va a pasar mañana no va a
arreglar lo que hicieron los dirigentes de la sociedad que existió
por estas tierras hace 2, 4 ó 6 siglos, va a crear otro problema
para la sociedad actual, la sociedad problemática actual, porque el
problema catalán es Cataluña.
Esa Cataluña que se
desgarra en un enfrentamiento civil inevitable en que unos y otros
quieren imponerse en vez de seducir. La descripción de todo el
nacionalismo catalán, como de todo el nacionalismo vasco, solo me
sale hacerla en términos peyorativos. Me resulta difícil encontrar
algún adjetivo positivo para el nacionalismo español e igual de
difícil encontrarlo para el nacionalismo “antiespañol”, así
que prefiero no describir a los dirigentes nacionalistas catalanes
porque eso no contribuye en nada a buscar una salida -que no una
solución-, al conflicto entre patriotas de distintas banderas con
los mismos colores, solo decir que han demostrado las mismas
cualidades éticas e intelectuales que los que ahora tienen enfrente.
Las Cataluñas
reales -nunca ha habido una sola Cataluña ni la habrá, aunque sea
más simple llamarla así-, de hoy tienen que buscarse un mínimo
común múltiplo para seguir conviviendo lo primero y, de paso,
buscar ese mínimo común múltiple a su alrededor, porque la
geografía es muy cabrona, y alrededor de Cataluña está el resto de
España, además de Andorra, y está Francia, esa Francia que hizo su
revolución hace tiempo, y que tiene un cierto músculo aún y en la
que ni los catalanes de Perpiñán que cantan La Marsellesa con más
fervor patriótico que Els Segadors, que lo cantan menos que Paquito Chocolatero, ni los
burócratas europeos de la Bolsa de París van a apoyar de verdad
algo que no entienden pero que intuyen malo y quizá contagioso:
“Qu’est ce qu’il se passe à Catalogne?”
En Cataluña,
territorio, pasan tantas cosas, tantas emociones, tantos
sentimientos, tantas pasiones, como en cualquier otra sociedad
humana, pero la razón, para aprovechar todo ello para el futuro,
está tristemente ausente, como lo está en… dónde quiera que esté
pensando.
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