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martes, 26 de septiembre de 2017

EL CAVA NO ES CHAMPAGNE


Cataluña no es Lituania, no es Escocia, no es Argelia, no es Kosovo, no es Kurdistan, no es Rumanía… Cataluña es Cataluña y Cataluña no tiene derecho de autodeterminación, los Paisos Catalans no tienen, ni juntos ni por separado, derecho de autodeterminación.
El Masía Perelada tinto 2016 es un vino excelente -acabo de terminar una botella mientras como y ojeo lo que se cuelga en las redes-, que merece una buena campaña de comunicación, una campaña tan buena como aquella que nos hacía llamar « champagne » al vino espumoso de « San Sadurni de Noya «  o tan buena como la que ha traído el apoyo de la izquierda antisistema de toda España, incluída la propia Cataluña, al « derecho a decidir », denominación muy acertada del ya viejo, apenas tiene cien años, derecho de autodeterminación.
No me asombra que los líderes universitarios de la nueva izquierda española se hayan apuntado, con todo el cinismo, a secundar en el resto de España la marcha de masas por las calles de la Cataluña Urbana, al fin y al cabo, no son marchas de “camisas pardas” sobre Roma o de “camisas azules” a la Plaza de Oriente, la habanera estelada tiene una frívola estética de estadio de fútbol a rebosar o de cumbre de montaña -tengo una foto montañera con una estelada en alguna parte-, que hace que no se perciba a primera vista el siniestro espíritu fascista de quienes han propiciado esta “martxa per la llibertat” y que conduce a estos lemmings al precipicio, pero con el riesgo de llevar a los espectadores y a los opositores al mismo destino.
Una marcha de masas de antidisturbios se ha preparado como respuesta y no es una respuesta ilógica -además esta respuesta viene avalada por la oposición del PNV a la misma y es bien sabido que siempre lo bueno, al menos para Euskadi, es hacer lo contrario de lo que dice el PNV-, a estas alturas de la película, cuando ya todos los trenes han pasado, como quería la cuadrilla mafiosa de la derecha hispana, y, por mucho que se agite la botella aun, no queda carbónico en esta botella de cava, salvo que alguien la cague y haya un muerto, ese muerto que tanto se espera por algunos.

Pero el cava no es champagne, tampoco el Txakolí Txanpán Illarramendi lo era.

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