Capricho nº 62: ¡Quién lo creyera! de Goya, serie Los Caprichos (Photo credit: Wikipedia) |
POLVOS DE PLAYA
Ir a Canarias para ver a una amiga –verla, tocarla y
conocerla mejor también-, gratis total, ya que te lo pagan ese porcentaje de
ciudadanos que pagan sus impuestos, es algo que cualquier machito ibérico,
incluso vasco, desea o deseamos. Algún ilustre magistrado antes también ha
hecho cosas parecidas con un cierto toque gay para envidia de reprimidos y
perchas de armario.
Mentir, mentir y mentir a los electores y a los demás
paganos diciendo que eran viajes de
trabajo, cuando ha aparecido el video de los encuentros en todas las páginas
porno –es un decir, no hay que molestarse en buscarlo, ya lo he hecho y salen
las típicas falsas pilladas de siempre (Son falsas porque están depilados
¿Quién se depila los huevos o el chichi si no se los van a ver unos miles de
mancos temporales?)-, eso de mentir, vamos, es lo imperdonable.
Dimisión o cicuta, pero hay que tragar el amargo líquido o
fluido que ahora corresponde. Nos ha dado envidia, sabemos que no nos va a
devolver el dinero a nosotros, pero al menos que dimita o se suicide. Un poco
de dignidad extremeña.
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