No sé si los catalanes son la quintaesencia carolingia de
los pueblos góticos que perdieron su lengua y dieron origen a Francia o son
unos aragoneses que han conservado su lengua, es lo que tiene bucear en la
historia que te puedes parar en cualquier punto en que los plomos y el oxígeno
te dejen. Lo que sí estoy seguro es que los Pujol, Mas, Jonqueras, Carod… son
unos románticos irredentos, unos románticos que quieren dotar a todos los
catalanes, los que también lo quieren y a los que no, de un estado y esa idea
de que el pueblo catalán tenga un estado en el siglo XXI hunde sus raíces en
nuestro romanticismo más profundo: romper esa historia de apenas 600 años de
opresiones, represiones, fusiones, co
nfusiones, idilios, glorias, lágrimas… que
es España para nacer, por fin, a la independencia, sea lo que sea la
independencia, es una idea romántica que nos hace a todos soñar con lo que será
esa independencia.
SomUnaNacioNosaltresDecidim10Juliol2010 (Photo credit: Wikipedia) |
Lo bueno del romanticismo es que no necesita concretar qué
contenido va a tener esa independencia, si Cataluña va a ser una Arcadia
payesa, un Luxemburgo vampírico o una Miniespaña podrida y, por eso, despierta
nuestra simpatía de rebeldes contra lo establecido. Todos los románticos del
mundo deberíamos sumarnos a ese duro camino catalán hacia la independencia, sea
lo que sea ésta una vez más, junto a los Pujol, Mas, Jonqueras, Carod… esas
figuras transidas de trascendencia de la catalanidad que arrastran a las masas
a las urnas, a las calles, a las cadenas humanas porque no se puede dejar a los
independentistas que construyan su sociedad, que impongan, después del parto
con sangre y dolor inevitablemente, la sociedad que ellos sienten que va a ser
la correcta.
¿Qué pasará luego con los catalanes no independentistas? No
se sabe. Al menos los vascos lo tenemos bien claro desde hace unos 50 años: en
Euskalherria independiente no habrá no independentistas pero, por favor, no le
llamemos holocausto u holokausto, llamémosle independentzia. Les podemos dejar
el término a los hermanos catalanes.
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