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viernes, 25 de marzo de 2016

CÓMO GANAR LA GUERRA


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This image was selected as a picture of the week on the Malay Wikipedia for the 29th week, 2010. (Photo credit: Wikipedia)





















Las guerras que se ganan son las que no empiezan claro pero los ciudadanos -de España y de Siria por ejemplo-, estamos sufriendo una guerra que no hemos empezado y que incluso es muy dificil saber cuándo empezó realmente, además de difícil quizá no sirva para nada que lo sepamos. Utilizo guerra en el mismo sentido que la utiliza el primer ministro catalán del gobierno francés.
Parece evidente que las oligarquías financieras mundiales son quienes han creado las condiciones que mantienen esta guerra en marcha, por un lado han creado las condiciones sociales desesperantes que llevan a los jóvenes de origen musulmán, tanto residentes en Europa como no, al desempleo más o menos subsidiado, a la delincuencia como único modo de vida, a la prisión como respuesta social y del infierno en que es su vida diaria a un paraiso alternativo mediante su incorporación hasta el martirio personal al ejército santo que una parte de las sectas religiosas reclama, y, por otro lado, esas mismas oligarquías financieras mundiales mantienen sus regímenes políticos corruptos, dando la cara en ellos precisamente la parte musulmana de esa elite -emires, sultanes, reyes…-, que sostiene por todos los medios, absolutamente por todos los medios, esa concepción religiosa fanática en las masas populares de muchos, sino todos, los países en que el Islam es la creencia religiosa mayoritaria. De estas “religiones de Estado” vienen las concepciones del mundo y de la vida que tienen las grandes ramas del islamismo que han elegido el terrorismo para extenderlas por todas las tierras que sus santificados ancestros ocuparon en un mitificado pasado y para crear la comunidad excluyente de creyentes incluso con los fieles que se han visto obligados a vivir en las sociedades occidentales, aunque para ello haya que liquidar a todos y cada uno de los no creyentes que pueda haber en la superficie del mundo.
Lúcidamente, la sicopatología de los santos combatientes de uno y otro lado -los bombardeos de pueblos, los asesinatos selectivos... no son medios para alcanzar la victoria sino síntomas de una patología “judeocristiana” que no quiere responsabilizarse de haber dejado el poder de sus sociedades a los financieros y sus lacayos burócratas-, se añade al caldo de cultivo creado por las manos que mueven la cuna de la economía. Y drones contra kamikazes nos impiden mirar a unos y a otros hacia los causantes de que los muertos se acumulen hasta el aburrimiento.
Todas las religiones esgrimidas en este conflicto tienen su origen en la religión judía, los cristianismos y los islamismos son escisiones logradas del tronco israelita, pero ni los judíos han tenido episodios de rebeliones populares matando rabinos y quemando sinagogas ni turbas de musulmanes les han dado para el pelo a sus imanes y metido tea a las mezquitas, esto es las revoluciones con su lógico componente antirreligioso -la religión forma parte del antiguo régimen a derribar-, que se han ido dando en Europa crisitana en los siglos pasados no se han dado en las sociedades judías y musulmanas. Para mí esto es un síntoma de que estas religiones, judaismo e islam, dictan los comportamientos de los que hoy por hoy son sus súbditos y, por ello, siguen y seguirán siendo absurdos e inhumanos hasta que no estallen esas revoluciones que reduzcan las religiones al ámbito de las conciencias individuales.


Esta guerra se puede ganar por todos o se puede perder, como los aparentes líderes de Europa y USA lo están logrando, por todos. Así que para ganarla hay que empezar por cambiar un sistema que se basa en mantener y en agrandar las diferencias sociales, la injusticia diaria… y eso no es imposible.

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