El 14 de diciembre
de 1966 se celebró un referéndum en toda España para ratificar la
aprobación de Ley Orgánica del Estado (Una especie de texto
constitucional de la Democracia Orgánica imperante por aquel
entonces), un proyecto liderado por un joven Manuel Fraga Iribarne,
la participación rozó el 100 % según proclamaron los
organizadores y los votos afirmativos también, claro.
Aquel día estaba de
visita en Donostia un pariente francés de la familia, Monsieur C. de
Burdeos, que hablaba nada de español pero era un puro « metete ».
Así que Monsieur C. paseando por la ciudad se metió en un colegio
electoral del ayuntamiento en Alderdi Eder, se acercó a una mesa, le
preguntaron qué quería, dijo que votar, le pidieron un nombre, dio
el de mi padre, votó y le dieron un justificante a nombre de mi
padre de cómo había votado. No sé por qué me acuerdo de ello.
También me acuerdo
de las elecciones a Procuradores en Cortes de 1971, un conocido
abogado donostiarra que fue presidente -no se encontraba incómodo en
el régimen político-, de una mesa electoral, sita en el viejo
Palacio de Justicia, este veterano me contó, a los dos días de la
celebración de las elecciones, cómo transcurrió el aburrido día,
leyendo y preparando un asunto del despacho, ya que apenas una docena
de funcionarios fueron a depositar su voto pero, a eso de las 18
horas, se personó una patrulla de la Policía Armada, el sargento
comprobó que las urnas estaban vacías prácticamente, así que
regresó al land-rover y regresó con un saco grande de papeletas,
abrió las urnas, las rellenó, saludó a los presentes y se fue.
Poco después apareció un fotógrafo de prensa con un elector “ad
hoc” que depositó su voto en una urna rebosante de votos, la
fotografía fue la portada de uno de los tres diarios locales.
Y las masas iban a
concentrarse en la Plaza de Oriente para expresar su confianza en el
sistema y en su líder supremo.
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