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lunes, 14 de mayo de 2018

GIPUZKOAKULTURA


El Alvia para Madrid sale un poco antes de las 9 de la estación de Donostia. Coro Pacheco se acomodó estirando sus largas piernas hacia el pasillo, así que tuvo que encogerse para dejar pasar al barbudo sujeto que ocupó el asiento del lado de la ventana. Enseguida intuyó que el viajero, que se puso a leer un ejemplar de la revista francesa “L’Histoire” dedicado a “Espagne(s)” tenía que ser un colega del otro lado. Hechas las presentaciones, Charles Perrier efectivamente era periodista, aunque ella se había traído para leer el libro de Natalia Roudakova “Losing Pravda: Ethics and the Press in Post-Truth Russia” intercambiaron algunas banalidades sobre sus respectivos quehaceres.

Charles se dirigía a la feria de San Isidro para hacer crónicas taurinas para su periódico regional del sur de Francia, después de haber pasado unos días por la Gipuzkoa post-Eta, pero reveló enseguida que de las corridas de toros solo le interesaba el público asistente. Coro ahora se dedicaba al asesoramiento en comunicación de algún grupo empresarial de mucha reputación en el bandolerismo financiero de las élites hispanas.
- Me ha sorprendido la escasez de conocimientos -dijo en un momento dado el francés-, de los jóvenes con los que he hablado en las cafeterías de las universidades, en los bares de la Parte Vieja y un poco por todas partes. No solo ignoran la historia de España, Francia o Europa, no tienen ni idea de cómo funcionan las instituciones vascas, las europeas, las españolas, apenas las conocen o las distinguen. Y además transmiten una serie de prejuicios y de conceptos que, si no son racistas, se parecen mucho a ello, a la vez que pretenden ser más de izquierdas y anti-sistema que nadie en España. Salvo un par de excepciones, me han transmitido una cerrazón mental, una falta de ambición en conocer, en investigar, en abrirse a las ideas… me he quedado muy decepcionado.
- Hay de todo, como en todas partes -intentó paliar la donostiarra-, no se puede generalizar tampoco pero es cierto que hay una enorme masa de jóvenes, del futuro del país, que, como no ha llegado a jugar en la Real Sociedad o a ser una figura del surf mundial, está en una especie de limbo, a veces estudiando algo para que sus padres los soporten, a veces subempleados en cualquier trabajo de asco con el soporte de sus padres y demasiadas veces en ni una cosa ni otra… esperando que llegue el sábado para cogerse un “pedo” como único aliciente vital.
- Pero San Sebastián no es un barrio periférico de Marsella, en que el único porvenir de los jóvenes es inmolarse en nombre de Alá, aquí parece que hay una voluntad de hacer un futuro para esta juventud.
- Eso queda muy bonito en los discursos pero es mentira. La formación cultural de las familias guipuzcoanas, y de las familias vascas en general, se basa en cinco instituciones fundamentales: el Diario Vasco, Tele 5, la peluquería de señoras, la taberna habitual y el calendario de la Kutxa. Me puedes cambiar la taberna por la sociedad gastronómica y el Diario por el Correo, pero esas cinco referencias culturales son las que nos conforman como pueblo.
- ¿Y la ETB? -Preguntó Charles, mientras se anunciaba la entrada en la estación de Burgos-.
- La televisión vasca no la ven ni los militantes, muy militantes, de Bildu que son quienes la hacen. Como mucho para saber el tiempo que va a hacer y basta, además su programación es más o menos una repetición de los contenidos de las otras instituciones formativas, así que, en resumen, las familias guipuzcoanas no tienen herramientas para contrarrestar la concepción del mundo y de la vida, la Weltanschauung, que se inocula en la enseñanza vasca, porque la escuela pública y la privada tiene dos objetivos prioritarios, uno es maquillar las encuestas europeas para que no quedar mal en los titulares del Diario Vasco cuando salen los informes internacionales, y otro es la formación del espíritu nacional vasco y, para esto, sobran los conocimientos históricos, institucionales y demás, sobra capacitarles para pensar por sí mismos… lo que se necesita para sostener el chiringuito son algunos ingenieros, unos contables con título, algunas andereños y mucho borrego y poco más, así que hace muchos años que entregamos la enseñanza a quienes verdaderamente les interesaba, a los apostólicos txapelgorris, y así nos va. Es lo que hay, Charles.
Pasada Valladolid, siguieron hablando de la transición, de los nacionalistas catalanes, de los sefardíes, del golpe de 1936, de la iglesia católica… hasta Madrid.

2 comentarios:

  1. Estimado Kimen

    No fue surperstición sino imposición y para ello el fin justificaba todos los medios,conforme a la tradición del derribo instaurada en esta ciudad, se tiró abajo el Bastión de Carlos IV y hacer hostias con él pues estorbaba a tan noble fin.
    Lo q más me impacta del post es lo que te dicen de que en la ciudad exista gente capaz sodimice al prójimo y además a ritmo de txalaparta. Lo uno y lo otro son durísimos de soportar y juntos debe ser algo traumático.

    Mención a parte la descripción de Coro Pacheco a la que yo veo alta con largos cabellos con un deje exótico al hablar de portugués brasileño.
    Un placer leer algo interesante y diferente a las crónicas locales al uso.
    Ibai Beltza Gorria.

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  2. Este comentario se debe referir más al post "Sicópatas" que al presente pero, querido Ibai, se agradece.

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