El
Alvia para Madrid sale un poco antes de las 9 de la estación de
Donostia. Coro Pacheco se acomodó estirando sus largas piernas hacia
el pasillo, así que tuvo que encogerse para dejar pasar al barbudo
sujeto que ocupó el asiento del lado de la ventana. Enseguida intuyó
que el viajero, que se puso a leer un ejemplar de la revista francesa
“L’Histoire” dedicado a “Espagne(s)” tenía que ser un
colega del otro lado. Hechas las presentaciones, Charles Perrier
efectivamente era periodista, aunque ella se había traído para leer
el libro de Natalia Roudakova “Losing Pravda: Ethics and the Press
in Post-Truth Russia” intercambiaron algunas banalidades sobre sus
respectivos quehaceres.
Charles
se dirigía a la feria de San Isidro para hacer crónicas taurinas
para su periódico regional del sur de Francia, después de haber
pasado unos días por la Gipuzkoa post-Eta, pero reveló enseguida
que de las corridas de toros solo le interesaba el público
asistente. Coro ahora se dedicaba al asesoramiento en comunicación
de algún grupo empresarial de mucha reputación en el bandolerismo
financiero de las élites hispanas.
- Me
ha sorprendido la escasez de conocimientos -dijo en un momento dado
el francés-, de los jóvenes con los que he hablado en las
cafeterías de las universidades, en los bares de la Parte Vieja y un
poco por todas partes. No solo ignoran la historia de España,
Francia o Europa, no tienen ni idea de cómo funcionan las
instituciones vascas, las europeas, las españolas, apenas las
conocen o las distinguen. Y además transmiten una serie de
prejuicios y de conceptos que, si no son racistas, se parecen mucho a
ello, a la vez que pretenden ser más de izquierdas y anti-sistema
que nadie en España. Salvo un par de excepciones, me han transmitido
una cerrazón mental, una falta de ambición en conocer, en
investigar, en abrirse a las ideas… me he quedado muy decepcionado.
-
Hay de todo, como en todas partes -intentó paliar la donostiarra-,
no se puede generalizar tampoco pero es cierto que hay una enorme
masa de jóvenes, del futuro del país, que, como no ha llegado a
jugar en la Real Sociedad o a ser una figura del surf mundial, está
en una especie de limbo, a veces estudiando algo para que sus padres
los soporten, a veces subempleados en cualquier trabajo de asco con
el soporte de sus padres y demasiadas veces en ni una cosa ni otra…
esperando que llegue el sábado para cogerse un “pedo” como único
aliciente vital.
-
Pero San Sebastián no es un barrio periférico de Marsella, en que el
único porvenir de los jóvenes es inmolarse en nombre de Alá, aquí
parece que hay una voluntad de hacer un futuro para esta juventud.
-
Eso queda muy bonito en los discursos pero es mentira. La formación
cultural de las familias guipuzcoanas, y de las familias vascas en
general, se basa en cinco instituciones fundamentales: el Diario
Vasco, Tele 5, la peluquería de señoras, la taberna habitual y el
calendario de la Kutxa. Me puedes cambiar la taberna por la sociedad
gastronómica y el Diario por el Correo, pero esas cinco referencias
culturales son las que nos conforman como pueblo.
- ¿Y
la ETB? -Preguntó Charles, mientras se anunciaba la entrada en la
estación de Burgos-.
- La
televisión vasca no la ven ni los militantes, muy militantes, de
Bildu que son quienes la hacen. Como mucho para saber el tiempo que
va a hacer y basta, además su programación es más o menos una
repetición de los contenidos de las otras instituciones formativas,
así que, en resumen, las familias guipuzcoanas no tienen
herramientas para contrarrestar la concepción del mundo y de la
vida, la Weltanschauung, que se inocula en la enseñanza vasca,
porque la escuela pública y la privada tiene dos objetivos
prioritarios, uno es maquillar las encuestas europeas para que no
quedar mal en los titulares del Diario Vasco cuando salen los
informes internacionales, y otro es la formación del espíritu
nacional vasco y, para esto, sobran los conocimientos históricos,
institucionales y demás, sobra capacitarles para pensar por sí
mismos… lo que se necesita para sostener el chiringuito son algunos
ingenieros, unos contables con título, algunas andereños y mucho
borrego y poco más, así que hace muchos años que entregamos la
enseñanza a quienes verdaderamente les interesaba, a los apostólicos
txapelgorris, y así nos va. Es lo que hay, Charles.
Pasada
Valladolid, siguieron hablando de la transición, de los
nacionalistas catalanes, de los sefardíes, del golpe de 1936, de la
iglesia católica… hasta Madrid.
Estimado Kimen
ResponderEliminarNo fue surperstición sino imposición y para ello el fin justificaba todos los medios,conforme a la tradición del derribo instaurada en esta ciudad, se tiró abajo el Bastión de Carlos IV y hacer hostias con él pues estorbaba a tan noble fin.
Lo q más me impacta del post es lo que te dicen de que en la ciudad exista gente capaz sodimice al prójimo y además a ritmo de txalaparta. Lo uno y lo otro son durísimos de soportar y juntos debe ser algo traumático.
Mención a parte la descripción de Coro Pacheco a la que yo veo alta con largos cabellos con un deje exótico al hablar de portugués brasileño.
Un placer leer algo interesante y diferente a las crónicas locales al uso.
Ibai Beltza Gorria.
Este comentario se debe referir más al post "Sicópatas" que al presente pero, querido Ibai, se agradece.
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