En el
sentido de mucho ruido, quizá por ser también alharaca –expresión excesiva de
un sentimiento-. Quiero decir que la Conferencia Internacional de Paz del 17 de
octubre de 2011 en Donostia es ruido, ruido mediático, ruido de etarroides que
juegan con los sentimientos de quienes hemos padecido a la banda y a sus
acompañantes durante nuestras vidas. No tiene cimientos, no ha arrancado de un “no
seguimos, hemos hecho daño y queremos pedir perdón para que esta sociedad
avance como sociedad de todos”, sino que se parece demasiado a alborotos
anteriores decepcionantes, quizá los cuervos bienintencionados que se alimentan
de la resolución de los conflictos que provocan los conflictivos sean distintos
pero han sido llamados por los mismos conflictivos. Puedo acudir a mi amnesia
voluntaria, mis amigos muertos no me lo pueden reprochar, pero un camino largo
empieza por un pequeño paso y no por un gran alboroto. Y ojalá me equivoque.
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