Bueno... hubo un tiempo en que no había ETA, pero no
habíais nacido. Estaba la dictadura y la dictadura seguía matando y cada día
era una cárcel para millones de ciudadanos. O sea que cuando surgió ETA con sus
atentados, confundidos con la resistencia anarquista y comunista al franquismo
-los nacionalistas y los socialistas ponían la otra mejilla o estaban de
vacaciones o se enriquecían con la situación-, fueron una incorporación a las
filas resistentes.
Al final de la dictadura, hubo voces comunistas que
nos advirtieron que aquello era una guerrilla étnica, liberticida y que no
estaba ni en el tiempo ni en el lugar en que los demócratas estábamos pero no
les hicimos caso: La caída era inminente y valía todo.
Empezó la transición, hubo una amnistía, se vaciaron
las cárceles... y volvieron a matar, matar, matar, difamar, robar, y cada día
era una cárcel para millones de ciudadanos.
Es lo que habéis conocido, los demócratas agredidos y
chantajeados han cedido muchas veces a los chantajistas creyendo que dándoles
la educación, la lengua, el campo, el ecologismo... lo que caprichosamente iban
pidiendo nos iban a dejar en paz. Es mentira, era echar gasolina al fuego, cada
vez querían más. Algunas veces el Estado se hizo terrorista, olvidando que la democracia
tiene que ser democrática a la vez que fuerte con los que no lo son, y fue
echar gasolina al fuego también. Por fin la democracia pareció entender que no
se podía ceder y que sólo cabía tratar a los delincuentes como delincuentes,
con más o menos problemas -es lo que tiene la democracia que es discrepancia-,
y además pasó lo del 11-S y los servicios de inteligencia del mundo empezaron a
colaborar entre sí, Europa ya había comprendido que una guerrilla marxista
leninista y étnica no tenía sentido aquí y ahora, así que los terroristas
pidieron amatxito a la vieja madre para no rendirse a la Guardia Civil y se les
ha montado un colofón más bonito que en la anterior guerra carlista.
Eso sí, hay lobos que nunca serán vegetarianos y los
desempleados del cotarro no van a encontrar trabajo en ayuntamientos e
ikastolas como hasta ahora.
Los 843 muertos también merecen memoria y un luto
digno: justicia para los victimarios, toda la reparación posible y
reconocimiento de su dolor. No se les puede insultar ni poner a la altura de
quienes han matado, amparado, alentado y apoyado a los asesinos Es un error
decir que todas las víctimas son iguales, así sí que no habrá reconciliación.
Reconciliación en la que no creo, aquí no ha habido un partido, ha habido un
intento de imponer una opción política con el terror.
Quisiera ser más optimista pero no puedo.
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