The Curse of Saddam Hussein (Photo credit: Wikipedia) |
George W. Bush la cagó atacando a
Saddam Hussein y cargándose su régimen en Irak como es evidente. El problema
derivado no lo va a arreglar Bush sino que son otros los que ahora deben
intentar arreglarlo. Es triste, uno va con cáncer al médico y éste le dice “No
haber fumado” pero no se va al médico para que te eche una bronca sobre tu
pasado sino para que te cure. Si hacemos caso a los expertos más expertos de
los expertos –me asombra el número y calidad de expertos que surgen en cada
caso de éstos-, en el Oriente cercano quizá la culpa la tenga Nabucodonosor
pero Nabucodonosor no nos va a arreglar el problema que supone la existencia de
ese ejército que ha atacado en París y saberlo no sirve de nada a las familias
de las víctimas. En estos momentos lo único que piden es justicia reparadora,
castigo a los culpables de su dolor y los responsables son los que han
disparado el viernes contra sus seres queridos en vez de ir contra Bush o
contra Nabucodonosor.
Porque el Oriente Próximo acumula
injusticias históricas desde la noche de los tiempos y cualquier situación que
resulte de la guerra que en estos momentos se está desarrollando allí, y cuyas
sanguinarias ramificaciones nos alcanzan simultáneamente en nuestro París,
nuestro hogar emocional, será una situación injusta para alguien
inevitablemente.
La situación tiene muchas facetas
de parecido peso que conforman el problema: la importancia geoestratégica de la
zona en el gran juego de las potencias es de cultura general; el petróleo y sus
salidas a los mercados con los rendimientos económicos que generan le dan una
importancia enorme en el obscuro mundo de las finanzas; la diferente concepción
del mundo y de la vida que tienen cada una de las culturas religiosas que se
encuentran enfrentadas entre sus habitantes es un aspecto también esencial; las
desigualdades sociales en las poblaciones están también en la mezcla; además
hay aspectos raciales que se entrecruzan en todo ello y supongo que algo me
dejaré para combinar todo ello, por ejemplo la idiotez humana eterna con su
tendencia a la solución violenta.
El pesimismo es la consecuencia
única de este pequeño panorama que ya era irresoluble en tiempos de
Nabucodonosor.
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