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miércoles, 14 de diciembre de 2016

HAY QUE QUEMAR LA TORRE DE ERROTABURU DE NUEVO

En la mesa entrando a la derecha del bar, Rufino lee todas las mañanas la prensa y a veces se le escapan exclamaciones o realiza comentarios hacia Joshemari que, detrás de la barra, sirve zumos, croissants y cafés variados a los escasos parroquianos que van pasando.
- ¡Los publirreportajes de la incinadora ya agobian!
- Algo habrá que hacer con la basura ¿No?
Y así durante una hora, de 7,30 a 8,30 aproximadamente, cuando Rufino se dispone a irse, habitualmente entra la rubia abogada Arantza Irustabarrena, delgada y nerviosa, provocando un intercambio de opiniones sobre la actualidad.
- No sé por qué sigues leyendo la prensa escrita.
- Para saber quién se ha muerto en el pueblo fundamentalmente, las noticias de verdad las leo en Internet por la noche.
- También en Internet se publican muchas mentiras -constata la abogada-.
- Con el mismo grado de cotejo de fuentes que los periodistas malpagados de los papeles, así que hay que leerlas activamente, haciendo el esfuerzo de pensar. Internet es, por ejemplo, la única manera de saber algo de los “Gipuzkoa papers” de nuestros provincianos políticos y de los que están en la “crème de la crème” donostiarra.
- No se está publicando nada en Internet sobre la basura que se acumula en la torre de Errotaburu que no se sepa…
- ¡Que no se sepa en los corrillos de los palcos del estadio! Pero la ciudadanía debe saber qué pasa con el dinero público.
La abogada sonríe, calla un rato, da una chupada al cigarrillo electrónico y dice, a modo de despedida:
- No existe la ciudadanía, Rufino, no existe ¿Incineradora? Lo que van a hacer es quemar de nuevo la torre esa.

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