“La voluntad de
pagar se demuestra pagando”, creo que todos lo hemos dicho alguna
vez cuando alguien remolonea en pagarnos una deuda. Uno asiste
asombrado a la credibilidad que algunos “ingenuos” dan a la banda
en su voluntad de entregar las armas, en los shows que monta quemando
a intermediarios internacionales a los que ella había elegido, a sus
simpatizantes de confianza para que se las sostengan mientras les
detienen como estos días… más asombrado ante los palmeros y
protestones de ambos lados del Bidasoa que quieren hacernos creer que
es más lógico este modo de actuar que pasar un mensaje con las
coordenadas de longitud y latitud del depósito y que pase a
recogerlas el Servicio Administrativo correspondiente.
El miedo a quedar
retratados para la posterioridad en una reedición de “La rendición
de Breda” es lo único que explica este culebrón idiota.
Vencedores o vencidos no es una opción en este caso, es la realidad
de la sociedad vasca que se impone, de esa sociedad civil que no solo
la componen etarroides infantiles y pescadores en río revuelto, sino
que sabe perfectamente que “La voluntad de entregar las armas se
demuestra entregando las armas”
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