Buscar este blog

viernes, 26 de enero de 2018

LLAMADAS INEXISTENTES

Hay gente que cree erróneamente que los jueces se hablan sobre los asuntos que llevan, esto es, que creen que los jueces son como curas confesores compartiendo los chismes que, como si fueran pecados, les cuentan las beatas. Podríamos inventar llamadas que nunca se han producido y que son creación de esas imaginaciones bastardescas, a modo de microteatros:

Cuando se abre el telón, el escenario representa un despacho de abogado dentro de una firma de abogados, a la izquierda una pared con láminas, una planta artificial al fondo del escenario que pretende ser un ventanal a la calle, a la derecha una biblioteca con libros y la puerta de entrada, la mesa está situada a la izquierda de la escena, encima un ordenador, teléfono, agenda, expedientes… un sillón de director detrás contra la pared izquierda, en el centro del escenario dos sillas para los clientes. Por la derecha entran el abogado y la magistrada que viene vestida de calle.
MAGISTRADA: Cierra la puerta.
ABOGADO: Tranquila cariño, que no nos puede oír nadie.
M.: ¿Ni el hijo de puta de tu socio de al lado?
A.: Que no está, ha salido a la notaría.
M.: Entonces, vamos rápido.
La magistrada se quita la gabardina, se sienta en una de las sillas, saca un cuadernillo del bolso y descuelga el teléfono. Mientras ella marca el abogado se sienta en el sillón detrás de la mesa y la observa.
M.: Buenas tardes. Soy la Magistrada Zulema Arboniés quiero hablar con D. Cosme San Damián
El abogado insinúa una caricia, que es rechazada, sobre la mano de la magistrada mientras ésta espera que su orden sea obedecida por quien ha descolgado.
M.: ¿Cosme? Hola ¿Qué tal estás?
M.: Pues por aquí, lloviendo, como siempre.
M.: Ya vendrás, ya. Te llevaré a comer a un sitio que no conoces.
M.: Estupendo, bien, bien.
M.: Te llamo, ya sabes, por el caso de mi amigo Victorio, sí, el del hotel.
M.: Tiene todo preparado para la inauguración y la Consejería de Turismo no le deja hacer nada mientras no resuelvas el recurso, ni siquiera provisionalmente y, como me dijiste que lo de las cautelares era muy descarado…
M.: Vale, entonces, ya está resuelto.
La magistrada le hace una seña con un dedo para arriba al abogado que aplaude en silencio.
M.: Pues muchas gracias, majo. No te invito a la fiesta de la inauguración porque sería chocante pero mi marido y yo pasaremos a verte.
M.: Sí, cuando quieras, igualmente, muchos besos.
Cuelga el teléfono y se levanta, poniéndose la gabardina.
M.: Ya le puedes decir a ese gilipollas que lo suyo está arreglado y que me debe una… y gorda. Y ahora, me voy a casa que tengo dos sentencias para poner. Si llegas tarde, más vale que hayas cenado fuera, porque no creo que te quede nada en casa para cenar…
El abogado intenta darle un beso pero ella sale sin volverse. El abogado se sienta y empieza a llamar por un teléfono móvil. Cae el telón.

En la otra escena, es un despacho de juez de instrucción, no hay ventanas, hay dos puertas, la de la izquierda da a un pasillo por el que se va al despacho del letrado de la Administración de Justicia, antes Secretario Judicial, y también a la oficina judicial donde trabajan los tramitadores de los expedientes, la puerta de la derecha da a una sala de reuniones donde se toman las declaraciones y que tiene una puerta que da acceso a la zona pública. Hay algunas baldas en las paredes, un retrato del Jefe del Estado también, quizá una bandera española en un rincón, una mesa no muy grande con teléfono, ordenador, papeles, legajos, expedientes, sumarios… que también se acumulan encima de un par de sillas, por las baldas, por el suelo, solo el sillón desgastado del juez está libre de papeles porque está ocupado por Su Señoría, una mujer de algo más de 30 años quizá, cuando se abre el telón ella está hablando por el teléfono fijo.
JUEZ: ¡Flipo, flipo! ¡No me jodas! ¡Qué sinvergüenza!
J.: Me di cuenta enseguida, lo que tú me habías dicho, una buscona, pero una mala pécora…
J.: ¿Qué se había creído la tía? Como si fuera fácil sacar el dinero ¡Qué trabaje! O que haga oposiciones ¡No te jode! Porque tenga una cara bonita, un par de tetas y un culo ya se cree con derecho a todo.
J.: No te digo que tu amigo no la haya toquiteado pero… esta pedorra ya sabía a lo que se exponía si va de miss… en ese mundo la que algo quiere algo le cuesta o se acuesta ¿No?
J.: Tú tranquila y él puede estar más tranquilo aun. Si todos me han hablado muy bien de él, no sólo tú que es a la que tengo que estar más agradecida de que yo esté aquí. También me lo ha dicho la otra magistrada, la de la otra sección… sí e incluso la fiscal ¡Con lo seria que parece! Y también le conoce ¿De qué le conocerá? ¡Vete tú a saber!
J.: No, ése no me ha llamado ni ha venido ¿Es abogado? Sabía que fue alcalde, pero no, no me ha dicho nada. No hace falta que venga. Yo me fío de ti.
J.: Mañana entro de guardia, así que para no aburrirme ya me escaparé un rato para tomar un café contigo.
J. Vale, a las 4 en el bar del hotel enfrente del Palacio, vale.
J. Muxu bat, bero bero.
Llaman a la puerta, la Juez la abre estirando el brazo desde su asiento, sin decir nada. Entra un empleado con unos expedientes.
EMPLEADO: Buenas tardes, señoría. La firma.
E.: ¡Ah! Aquí está el nuevo escrito de la violada de marras, está informado ya por el Fiscal ¡Esta vez favorablemente! ¿Preparo una denegatoria?
J.: Elévalo a la autoridad competente y ya veré.
El empleado se pone de puntillas y lo deja en la balda más alta, mientras cae el telón.



No es difícil dejarse llevar por maledicencias e insinuaciones y crear situaciones tan increíbles como las anteriores pero todos sabemos que esas cosas... ¡En Euskadi no pasan! Así que podemos dormir tranquilos, después de disfrutar de esta insuperable temporada de sidra que ya ha comenzado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario