-Un tipo que envía matones para
asustar a sus víctimas siempre es peligroso. No entiendo lo que está haciendo la Justicia contigo, es algo
incalificable –me dijo hace poco un jurista donostiarra de prestigio nacional-.
Yo sí lo entiendo. Por desgracia
lo entiendo. Desde hace unos seis años estoy sufriendo un acoso personal por
parte de un individuo. Su acoso consiste en echar pasquines por las calles de
Donostia, Hernani, Urnieta que contienen injurias varias contra mí y mis clientes,
pintadas y daños en el despacho en que trabajo, agresiones físicas, llamadas,
mensajes... que han dado origen a docenas de denuncias.
Mis clientes lo han pasado peor y
desde hace más tiempo, las amenazas, extorsiones, pintadas, daños,
agresiones... en sus domicilios y en sus puestos de trabajo se extienden desde
hace lustros y no han cesado cuando escribo estas líneas.
Este individuo con su banda,
escasa cuadrilla pero cuadrilla, persigue dinero, que se le pague para que deje
en paz. Estúpidamente hay quien de vez en cuando cede y los pagos sólo sirven
para incrementar los actos de acoso a la vuelta del tiempo sobre el pagador.
Hay más víctimas, muchas más que
las referidas. Un mando de la
Ertzaintza me habló hace un par de años que había más de 500
denuncias contra este criminal, a esta horas rozarán el millar supongo.
Se me han dado explicaciones
sobre la impunidad de este individuo que no entiendo. No entiendo que se
considere inevitable que se paguen obscuros servicios del pasado dotando de
impunidad a una organización, ridícula pero organizada, que se dedica a estas
actividades ilegales.
Supongo que después del funeral
–habrá funeral inevitablemente-, saltará el escándalo y alguien quizá señale al
mando de la Ertzaintza
que ignoró y toreó a las víctimas, a la
Juez de Instrucción que aconsejó pagar la extorsión mientras
negaba la orden de alejamiento o a la que arrojó a la inutilidad de un juicio
de faltas la angustia de un extorsionado, al Fiscal abúlico que evitó la más
mínima investigación de los hechos... se puede señalar ya a mucha gente pero no
sirve ni servirá de nada a las víctimas.
También ha habido Ertzainas
esforzados en evitar estos hechos, Juez de Instrucción que ha dado orden de
alejamiento siquiera, Fiscal que ha entendido la aberración de la tramitación
dispersa y negligente... pero que sólo han
conseguido poco más que mostrarnos simpatía.
Las víctimas de este acoso
estamos sometidas a un delito permanente de coacciones por parte de una persona
y somos, sobre todo, víctimas de las personas que conforman los aparatos de
justicia.
-Prevaricación, delito de
prevaricación, sí es calificable lo que están haciendo conmigo y con otros
–Pensé para mis adentros, oyendo a mi compañero-.
Puede que no sea un delito de
prevaricación lo que están haciendo esos empleados públicos que reciben los
papeles que se van generando como consecuencia del acoso y que yo exagere,
puede que sea lo normal ser doble víctima del delito y de la burocracia y que
yo no pueda resignarme a aceptarlo.
Hace tiempo que he dicho
públicamente que la Justicia
no existe; existimos las personas los empleados de la oficina judicial y de la
fiscalía, los jueces, los fiscales, los secretarios, los procuradores, los
abogados, los componentes de las múltiples policías... pero la Justicia no es, no está
ni se le espera. Cuando oigo a alguien decir en los medios eso de “Yo confío en
la Justicia ”,
lo primero que pienso es que es un sinvergüenza o un simple y lo segundo es
que es un ingenuo.
Anónimos "identificados" e impublicables llegan sobre este individuo.
ResponderEliminarEfectivamente la historia de su relación con las víctimas femeninas por contagio de sus adicciones son terribles pero, aunque algunas son viejas, afectan a personas que están vivas, a pesar de todo, y que si las llegasen a leer indudablemente les harían mucho daño. este respeto y la memoria de los mejores gin-tonics de la noche donostiarra impiden que las incluyamos en este blog.