English: "Gizon dantza" in Donostia, Basque Country (Photo credit: Wikipedia) |
El año sigue
avanzando mientras la decepcionante capitalidad cultural hace sus
“cositas” que se pueden hacer en cualquier otro año de éstos.
Ayer, la lectura de la imprescindible obra de Ralf König “Once mil
vírgenes (virgen más, virgen menos)” con una inspirada mención
al Santo patrón de Donostia me hizo caer en la falta de un gran acto
cultural gay en este año -quizá se me haya escapado en el
intrincado programa publicitado por DSS2016-, que pudiera aprovechar
la reputada imagen homoerótica del centurión asaeteado con su
hermoso paquete, tímidamente velado, que preside nuestra calle Mayor
y que se repite por tantos sitios de la ciudad.
Una gran tamborada
gay en Semana Grande como evento central o un concurso de belleza de
“sansebastianes” en el marco del Buen Pastor -otra imagen de
tradicional fuerte erotismo-, en el que se pudieran entrelazar la
estética y la formación de los participantes y cualquier otra idea
loca y orgullosa que la abundante comunidad homófila de Donostia
pudiera aportar, serían actos de indudable repercusión en el
mercado turístico, al que sin ningún recato se dirige cuanto se
hace por los dirigentes de la ciudad. Pero la “mafia rosa” de la
política donostiarra ha dejado escapar la oportunidad al parecer y
nos ha privado de estos acontecimientos señalados en el calendario
de 2016.
Donostia carece de
muchos atractivos para el visitante gay, salvo quizá la cercanía a
Biarritz, a pesar de tener ese santo de referencia y un esfuerzo
cultural en este sector seguro que repercute positvamente en la
hostelería local, único objetivo con el que la “ciudad de los mil
taberneros” ha optado a la capitalidad cultural europea.
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