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miércoles, 10 de febrero de 2016

NACIONALISMO VASCO EFICAZ

Los carnavales pasan ante la puerta de la taberna, zanpantzarrak, ziripotak, sorgiñak… bailan entre aplausos de espectadores, más o menos disfrazados. El Chepas fuma mientras los observamos y yo me sumo a los que aplauden y hago alguna foto con el teléfono. Luego entramos a nuestra mesa y el recupera el hilo de su monólogo:
Disfraz de Zanpantzar infantil, en una exposic...
Disfraz de Zanpantzar infantil, en una exposición en la Ikastola Amaiur (Pamplona) (Photo credit: Wikipedia)
- Hay que reconocer que el nacionalismo vasco ha sido eficaz en conformar la sociedad vasca hasta que la imagen interior y exterior de Euskalherria sea una sola imagen nacionalista, pasando a ser la identidad nacionalista la identidad vasca. Nadie discute que los símbolos nacionalistas, desde la territorialidad de los 7 territorios hasta la ikurriña bicrucífera y con un solo idioma, euskara, en el corazón, nos identifican como colectivo y como miembros de ese colectivo. Nacionalistas y no nacionalistas, hasta los más contumaces jacobinos, nos hemos encajado en esas referencias, más o menos antiguas o más o menos recientes.
Los periódicos ofrecidos por la casa están sobre la mesa, los dos o tres locales, uno deportivo y otro que fue una referencia de la prensa en lengua española. El Chepas ya los ha ojeado todos y ha pedido su tercer café.
- No solo ha sido la enseñanza, que se ha ocupado por militantes nacionalistas desde el minuto uno de la Autonomía, sino que todos los demás medios de educar a la sociedad que los electores hemos ido entregando a los nacionalistas vascos -administraciones públicas, entidades de ahorro, medios de comunicación de masas…-, han sido utilizados para construir un biotopo en que se vive en la aceptación de lo nacionalistamente correcto o no se vive -y no me refiero a la violencia del nacionalismo radicalmente auténtico-, de tal forma que no lo percibimos y que incluso nos podemos reír de esta identidad vasca que nos posee más que poseemos.
Se levanta y se dirige a la barra para pagar sus consumiciones y la mía. Me pone una mano, una enorme mano, sobre el hombro.
- ¿Y los valores ciudadanos? No ha habido la misma eficacia para conformar una sociedad vasca ética que respete la moral y que ponga el bien común, al menos como objetivo inalcanzable, por encima de los bienes individuales. Como en el resto de España, el chanchulleo autóctono, el enriquecimiento sin barreras sociales, el aprovechamiento de lo público, la frivolidad de los personajes que lideran la sociedad… ocupan los mismos primeros puestos de la escala de valores de Euskalherria. Un calvinismo de hipocresía en los discursos de los dirigentes oculta cuanto puede las vergüenzas de las múltiples corrupciones propias y siempre encuentra explicaciones a lo que a veces inevitablemente asoma para caer nuevamente en el olvido. Así nada altera la Arcadia vasca.


Fuera la lluvia y el viento ha obligado a la gente a refugiarse bajo la marquesina del autobús. Me despido para alcanzar el autobús que llega con su carga de pequeños zanpantzarrak, ziripotak y sorgiñak acompañados de sus abuelos que les cuidan.

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