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viernes, 3 de agosto de 2018

PORNOGRAFÍA JUDICIAL

Alguna vez he escrito sobre el aburrimiento de los futbolistas en las concentraciones ya sea por un partido, un torneo o por una gira o una preparación de temporada. Algunos de estos jóvenes aprovechan estas largas horas sin mucho qué hacer para estudiar y prepararse un futuro pero otros, quizá la mayoría, para jugar, a veces a juegos de azar en el que arriesgan cifras de dinero que causan vergüenza ajena, otras veces para jugar a juegos más hormonales, esto es, relacionados con sus actividades sexuales.
Una actividad que se da en tales concentraciones es la exhibición de los videos o clips en que se da rienda suelta al afán de exhibicionismo y de protagonismo de los aburridos jóvenes con las proezas pornográficas que han realizado tanto individualmente como en manada… incluso se puede decir que algunos realizan tales actividades con jovencitas, ya que el dinero y la fama siempre han atraído a descerebradas, para poder grabarlas y enseñarlas posteriormente en la concentración. La existencia de esta actividad pornográfica ha trascendido en los medios por algunos casos en que ha habido intervención policial o judicial.
Las hormonas sexuales y el dinero abundante no son solo patrimonio de jóvenes futbolistas, sino que hay quien tiene además poder añadido,  como por ejemplo los jueces, tanto machos como hembras.
Hoy me desayuno con que un policía corrupto - lo de corrupto es por decir algo-, ha ofrecido un video porno de un juez corrupto – repito un calificativo sobrante-,  a alguien para hacer un chantaje. Y esto me recuerda aquellas fotos impropias que un exhibicionista de vida aburrida e intrascendente me mostró en su lugar de trabajo hace muchos años; no eran pornografía pero eran imágenes de las que, si aparecieran colgadas en Facebook, pueden costar una negativa a un nuevo contrato de trabajo por ejemplo o la dimisión de un personaje público en cualquier país europeo menos en éste, y en aquellas fotos aireadas había miembros de la judicatura bien aireados. No sé si los mismos personajes, judiciales o no, que protagonizaban un vídeo, éste sí pornográfico, que poco después la misma persona propició que yo viera; por razones de defensa propia, solo vi unos instantes de pésima calidad cinematográfica y ni siquiera me fijé en los rostros de quien actuaba, pero últimamente pienso - algunas frases confidenciales aparecidas en redes sociales me lo hacen pensar-,  que no he sido el único espectador de tal material erótico o pornográfico relacionado con aquellas vidas aburridas e intrascendentes y que quizá alguien lo conserva por ahí ¿Para qué? No sé la verdad, aunque su existencia me explicaría muchas cosas que pasan por mi barrio, en la rivera derecha del Urumea.


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