Catedral del Buen Pastor, San Sebastián (España) (Photo credit: Wikipedia) |
“La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana” es una frase atribuida a Napoleón Bonaparte y que, desde el fallido acto inaugural de DSS2016, está en la mente de los dirigentes actuales de esta ciudad.
Hablando de tiempos
napoleónicos, el bicentenario de la toma de San Sebastián por las
tropas de Wellington fue una mierdecilla impresentable, pero tenía
su lógica: la historia es el gran enemigo de la ideología
nacionalista vasca dominante en nuestra sociedad. En consecuencia,
las críticas fueron minoritarias y rápidamente olvidadas.
La designación de
la ciudad como capital cultural europea para el año 2016 fue un
acontecimiento y marcó un hito en la vida social de nuestro
balneario costero, y dio origen a un largo embarazo con muchas
complicaciones, como es público y notorio.
El público
futbolero donostiarra es muy dado a apoyar poco y a criticar mucho,
según se dice en esos ambientes del balón deforme. El pueblo en
general es lo que tiene, elige dónde pone sus emociones de forma
irracional, aunque esas emociones no lleguen a pasiones, y no piensa en
Europa ni en la imagen de nuestra ciudad ante el mundo, sino en
disfrutar “gratuitamente” de espectáculos que le dejen con la
boca abierta, pero ahora ya está esperando el siguiente evento. Los
líderes donostiarras se mueven en la duda entre darle al público
local que les vota fuegos artificiales y una excusa para salir a la
calle o darle la oportunidad de que su ciudad trascienda la empachosa
gastronomía que ha ocupado el espacio de la cultura y ofrezca al
mundo lo que quizá no es: la capital cultural de Euskadi.
La ceremonia de
clausura de DSS2016 será un éxito ¿Por qué? Solo basta
reflexionarlo.
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