- En el país
español de las más ancianas esencias se han producido gobiernos de
pactos entre el PNV y el PSOE, entre el PNV y sus escisiones y otras
variantes en las que, sin entrar en el gobierno, se han producido
apoyos “contra natura”… y las elecciones últimas a las cámaras
legislativas nos han llevado a una situación en que todos los pactos
posibles para establecer un gobierno son “nefandos” -Me contaba
el Chepas mientras me servía una dosis de armagnac en una templada
copa, sin derramar gota sobre el floreado mantel-.
English: Look out! Look out! Pink elephants on parade . Here they come! Hippety hoppety. They're here, and there. Pink elephants everywhere. Thats what she said (Photo credit: Wikipedia) |
- Hace poco -El
Chepas prosiguió meciendo la taza de café en que había vertido su
dosis del ambarino alcohol landés-, recordaba mi llegada hace casi
50 años a un piso en Londres, en mi primer viaje a Londres, donde me
acogieron unos donostiarras que habían llegado antes, no te cito
nombres a pesar de que la vida les fue matando uno a uno a los
principales, en aquel piso pijos y pijas por un lado, comunistas
novicios y novicias por el mismo lado, franquistas apolíticos
también, alguna euskaldún gastronómica y otros elementos que
habían habitado junto a los marcos incomparables de mi ciudad…
tenían un pedo de peyote, marihuana, LSD y alguna otra substancia
nociva. El grupo estaba mayormente “en pelotas” y se amaba mucho,
unos a otras y viceversa y algún viceverso claro. Conseguí
conservar la lucidez el tiempo suficiente para tomar notas mentales
del cuadro de aquella romería y tomar la única decisión correcta
posible: integrarme. El resto es ya amnesia.
- La política y el
peyote tienen desde siempre ese punto común en que hacen extraños
compañeros de bañera, de cama, de moqueta, de canapé y lo hacen
entre amigos y enemigas o al revés o como toque -El Chepas cerraba
los ojos como soñando con imágenes de su infancia-. El recién
llegado a la orgía puede que lo tenga que pensar un poco y quizá en
la política de ahora en España la única decisión correcta posible
sea cerrar la puerta y no participar, es la menos peligrosa, la otra
puede causar adición.
Y el Chepas se
sirvió una dosis de marinero con lo que quedaba del armagnac tras
cincuenta años desde su cuidada destilación.
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