Los millones de
votantes de Vox, porque son más de dos millones y medio los votos
que han ido a esta opción, expresan uno de los problemas del país
que hay que afrontar, que debemos solucionar entre todo el resto y
que no se puede abordar solo recordando a los cristianos viejos o
haciendo chistes de cuñados, porque una vez hecho el diagnóstico,
se percibe que la enfermedad social está ahí, sigue existiendo.
Hay ciudadanos y
ciudadanas que tienen una escala de valores rígida y que, gracias a
esta opción política, pueden expresarla claramente, sin tener que
identificarse con la banda de ladrones que hasta ahora amparaba sus
ideas, porque estos cristianos viejos no soportan a los que roban
siquiera para subsistir, menos a los que roban porque lo tienen
fácil.
Estas personas no
aceptan el feminismo que rompe con su concepción del papel de la
mujer, reducida en su mentalidad a madre, esposa, hija, enfermera,
puta, monja y maestra, y los adultos no van a cambiar ya, así que la
sola posibilidad de cambiar las cosas es la educación social, no
solo en la enseñanza, sino en todos y cada uno de los medios de
difusión de ideología (Desde la TV hasta Forocoches) pero el
esfuerzo es inmenso para lograrlo y además el mercado de la
publicidad muy ligado a esa concepción de la mujer no lo está
permitiendo.
Tampoco aceptan que
la homosexualidad esté fuera del armario, que haya quien se muestre
orgulloso de ser maricón, que la masonería rosa extienda sus
tentáculos por la política, la economía y esos medios citados que,
quizá contradictoriamente, exhiben a reconocidos comepollas en aras
de ese mismo mercado publicitario ya que las buenas mujeres ibéricas
solo pueden tener amistades masculinas si son peluqueros o modistos y para
las que no pueden pagarlo se les han puesto los presentadores de
televisión. Así que el respeto de esta variante afectiva debe ser
también asumido como una tarea pendiente de los dirigentes sociales,
incluso de los heterosexuales.
Además se arropan
con la unidad de España y se identifican con la bandera rojigualda
desde una lectura simplista y simplificada de la historia de España,
ignorando dolosamente cuanto ha sucedido que contradiga esa visión
de España, este aspecto es el que más les une con la ideología
impuesta por el totalitarismo del bando que destruyó la República a
sangre y fuego, ideología que la educación nacional nos inoculaba y
que a unos nos sirvió de vacuna pero que a otros les metió la idea
hasta la médula. Así que, contraponiendo su patriotismo al de los
ultras del separatismo, han encontrado cierto contenido político que
les sirva de pegamento a sus prejuicios.
A un país de
migrantes como ha sido España y es ahora, la simplificación de las
soluciones que estas personas proponen para los problemas que la
recepción de los migrantes siempre supone en las sociedades
evolucionadas parecería que debería provocar rechazo absoluto de
este partido político pero no es así. El temor al enemigo exterior
está muy extendido entre quienes conviven todos los días con grupos
sociales de inmigrantes y esta herida requiere un tratamiento
complicado y una labor de prevención tanto entre quienes llegan como
entre quienes los reciben, pero las “tiritas” requieren solo
presupuesto y no requieren inteligencia alguna, así que se crea el
ambiente propicio para el discurso del odio.
Y no están solos en
Europa, pero los memos burócratas de Bruselas están muy ocupados
limpiando los zapatos de los másters de las finanzas para ocuparse
de estos millones de cabreados que van ocupando puestos de poder y
que acabarán por poner a sus líderes al servicio de esos mismos
amos del dinero a los que los gorilas les pueden ser tan útiles como
las fregonas de traje gris y corbata.
Así que, un día de
éstos habrá que quedar para pensar sobre este problema.
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