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sábado, 7 de abril de 2018

EL SILENCIO CLAMOROSO


Creo que lo he contado muchas veces en público: con dieciseis años yo quería estudiar periodismo, me gustaba la prensa escrita, la radio y la televisión “desde dentro” y creía que yo tenía cualidades para ser periodista, unos test de orientación profesional que se nos hicieron en el colegio me lo confirmaron, pero mi madre me dijo que no, su argumentario fue sencillo “El periodismo es una profesión de puteros y de borrachos” y ella quería que yo fuese abogado. Mi segunda opción era estudiar económicas para trabajar en la empresa industrial guipuzcoana. Así que, después de unas duras negociaciones, acabé estudiando ciencias empresariales a la vez que derecho, pero los azares de la vida universitaria hicieron que cinco años más tarde me encontrase con un título de licenciado en derecho tan solo, como quería mi madre.
Luego, he tenido la oportunidad de colaborar regularmente con algunos medios escritos y de dirigir durante un tiempo una revista, últimamente internet me permite esta válvula de escape en un par de blogs donde publico escritos de ficción a partir de la no-ficción que encuentro por ahí.
El caso del pornógrafo donostiarra, amigo de los poderosos locales, del que tuve conocimiento hace un par de años, cuando ya llevaba tres años de instrucción, por un comentario en internet, me ha recordado mucho aquellas aspiraciones juveniles.
Sin ninguna ambición periodística, movido por mi propia conciencia y por mi experiencia como víctima de un delincuente y de la justicia hace poco, quise saber un poco más del asunto en cuestión, solo tuve que darme una vuelta por mis archivos personales para confirmar que la versión de las víctimas era cierta, que el fotógrafo denunciado solo o en compañía de otros había tenido relaciones sexuales con varias aspirantes a modelo en situaciones que antes hubiéramos calificados de estupro. Con interrogar a una de mis fuentes habituales sobre lo que pasa en el Palacio de Justicia de Atocha pude comprobar que el asunto judicial pintaba mal para las víctimas y que iban a ser víctimas terribles del aparato de la justicia y que el denunciado y otros compañeros de su manada podían salir impunes. Sin ningún esfuerzo, unas preguntas a profesionales del derecho, comprobé las relaciones del referido acusado directas e indirectas con funcionarias de la burocracia procesal. Con ello empecé a crear pequeñas píldoras en mis blogs sin ninguna esperanza de que causaran efecto alguno de forma inmediata pero sabiendo que iban a acabar cabreando a alguien del poder judicial o del poder político o del poder financiero o del poder periodístico… y efectivamente, así ha sido.
Sin embargo, me sigue haciendo mucho daño el clamoroso silencioso de la prensa “seria”, en todas sus versiones escritas y audiovisuales. Hace tiempo que no existe prensa de verdad en toda España, los medios de comunicación que pesan en la opinión pública son solo medios de difusión de lo que les manda “el patrón”, no dan noticias, dan publicidad, hace más de cien años alguien lo dijo: “Cualquier cosa que un patrón quiera ver publicada es publicidad; cualquier cosa que no quiera ver en el periódico es noticia”.
Sois unos mierdas señores periodistas de título colgado en la pared, me dais pena con vuestros contratos en precario, con vuestros mínimos salarios del miedo, sobrevivientes angustiados entre el deseo de servir la verdad a la sociedad y la frustración de tener que tragar carros y carretas de estiércol para no engrosar las filas del paro.
Vuestro silencio clamoroso sobre este asunto de pornografía y poder retrata perfectamente el estado de lo que fue una gloriosa profesión de puteros y borrachos, hoy una profesión de quienes venden su pluma a precios de regalo a quien quiera pagar por ello.
Y lo siento en el alma.

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