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viernes, 25 de agosto de 2017

PETIT CADEAU, REBANADA DE VERANO

- ¿Mala cara? ¿Mala cara, yo? En cuanto vi la cotorra me tenía que haber ido pero no me fui. No soporto los bichos en una casa pero cuando uno está caliente, muy caliente, ni te importa una cotorra, ni un camaleón, porque también había, en una especie de pecera, un camaleón… Es que tuvimos un torneo de rugby de ésos de veteranos en un pueblo o barrio por Burdeos. Y ya sabes lo del tercer tiempo, como hacía tiempo que no hacía una escapada, prolongué un poco el tercer tiempo con un par de tipos de nuestro equipo y un francés de la zona que se nos había apuntado. Así que para el cuarto o quinto
tiempo nuestro guía nos llevó al único establecimiento abierto a aquellas horas, una especie de discoteca para desesperados. Allí todos empezaron a hacer el gorila en la pista y yo me encontré con una chica en la barra, un estilo Naomí Campbell en más joven y en más pequeño, así que le recité el trozo del Cid de Corneille que me sé desde niño a la Paqui -le entendí que se llamaba Paqui, pero vete tú a saber-, y le invité a tomar una copa, estuvimos un rato charlando y luego pusieron unas piezas con un ritmo más apetecible y estuvimos bailando. Yo bailo mejor que Ryan Gosling, sobre todo con combustible en el torrente sanguíneo. Y en una de ésas me dice que vive por allí cerca y que si quiero ir con ella a su apartamento. Eso no me había pasado en los últimos 20 años por lo menos, desde… bueno, ésa es otra historia que no voy a contar ahora. Así que nos fuimos a su apartamento, que era más bien una habitación con cotorra, camaleón y una cama, no me fijé mucho en la decoración pero no debía estar mal. Ella y yo a lo nuestro, tomando posiciones en el lecho mientras que la cotorra ponía banda sonora en varias lenguas como si fuera un película pornográfica en una academia de idiomas. No conseguimos romper el colchón por muy poco y me quedé dormido por agotamiento. Cuando me sonó la alarma interior de que iba a perder el autobús del equipo para volver a Donostia, me levanté, busqué una ducha y una toalla con las que borrar las secuelas olfativas de la noche y me vestí para salir corriendo. Entonces Paqui, o como se llame, se puso en pie, como dios no la trajo al mundo, y me enlazó con sus brazos, su cuerpo caliente contra el mío -Priapo a punto de reventar la bragueta-, mientras me susurraba tiernamente al oído: Et mon p’tit cadeau? O sea ¿Mi regalito? Y la cotorra repitiéndolo, despatarrándose y desalándose de risa: Mon petit cadeau, mon petit cadeau, mon petit… El camaleón me miraba sardónico en silencio. Con 200 euros menos en la cartera, corriendo por aquellas avenidas, que parecían Nairobi al amanecer o así, a buscar un taxi, los taxis cogen tarjetas de crédito, en Nairobi no sé pero en Burdeos sí. He llegado al autobús por los pelos y me he hecho el dormido todo lo que he podido durante el viaje. No sabes qué pitorreo. Y lo primero, me he dicho, a donde el boticario del barrio a hacerme el test ése, el del anticuerpo o como se llame ¿Mala cara, yo? La tuya, boticario de las narices, que pareces un camaleón o un cotorra o yo qué sé.

martes, 22 de agosto de 2017

¿CUÁNDO Y DÓNDE SERÁ EL SIGUIENTE?


Ha muerto el último del comando islamista de los ataques de Barcelona y Cambrils y no sabemos cuándo y dónde se producirá la siguiente acción análoga en alguna población de occidente, solo sabemos que se va a producir.
Ante un problema tan complejo y con tantas facetas, las medidas policiales parecen cuidados homeopáticos ante una enfermedad grave y con innumerables metástasis.
Ningún estado de la Unión Europea va a cambiar sus políticas interiores respecto de las segundas y terceras generaciones de inmigrantes de las ex-colonias que se aburren en el paro subvencionado de los guetos suburbiales, mucho menos van a cambiar sus políticas exteriores respecto de los jeques financiadores de la guerra santa coránica ni respecto de los conflictos permanentes en aquellas colonias o en el oriente próximo, así que inevitablemente se volverán a producir acciones terroristas en nuestras calles cuando se presente una oportunidad y donde los autores futuros la aprovechen.
No se va a fomentar el laicismo en la sociedad, no se van a defender los valores republicanos -en España menos-, y no se van a realizar verdaderas políticas de justicia social en contra de las leyes implacables del capitalismo, se ha optado por la policía y por el desparrame del dinero ciegamente sobre las bolsas de población marginada por los mercados, así que guardaremos, los sobrevivientes por lo menos los guardarán, minutos de silencio una vez más.
No se va a dejar caer ninguno de los regímenes corruptos de teócratas que son unos clientes formidables, unos proveedores esenciales y unos socios principales del club de financieros que manda de verdad en la política cristiano-occidental y, la siguiente vez, se derramarán unas lagrimitas de pesar en el bar del “country club” por los muertos desharrapados y los sacrificados peones de las fuerzas del orden establecido tan lejos del “country club”.
No hablemos de esa locura de Israel, sostenida por la complejidad supersticiosa de los lazos de intereses de las oligarquías, con su licencia para imponer a sangre y fuego todos los delirios satánicos del hijo de puta del dios de las escrituras en medio del avispero. Las condolencias israelitas servirán de consuelo, como siempre, a los supervivientes del siguiente acto de guerra que emprendan los seguidores del mismo hijo de puta de dios que volvió a asomarse en el bodrio coránico unos años más tarde, cuando una panda de reyezuelos asesinos salió del desierto a conquistar medio mundo y los más listos de ellos encargaron un texto que justificase sus crímenes, lo que siempre es bueno.
O sea que: ¡Hasta la próxima!


lunes, 7 de agosto de 2017

REBANADA DE VERANO Y TAL

- Emerlinda Freitas, a pesar de su nombre, no es negra ¿Mulata? No, más bien blanca mate, así como sin brillo. Tiene unos ojos saltones, saltones como los del gato de dibujos animados al que los adversarios ratones le han dado con un gran martillo en el rabo, verdaderamente saltones y la nariz también como la del gato, los golpes de la vida se la han ido aplastando. Emerlinda Freitas, al menos la que yo conozco, es, lo que se suele decir, fea, de una fealdad de cuadro cubista primitivo o de un personaje secundario de un manga japonés, pero no es desagradable, se le puede mirar a la cara, además tiene tetas, tetas duras como balones de “handball” y culo, culo bien puesto, de los de piel de melocotón. Además desde joven ha sido cariñosa, muy cariñosa… yo siempre la he querido mucho y, si no bebe, se le puede llevar a cualquier sitio. Ermelinda Freitas, la que te digo que yo la quería, de joven tenía las tetas como balones de fútbol, daba gusto verlos botar ¡Qué recuerdos! Ermelinda Freitas cuando tuvimos una época de un cierto noviazgo, vamos que se venía a mi piso a pasar la tarde mientras llovía en la calle y yo me había quedado en casa a estudiar porque la biblioteca de la facultad estaba llena, así que venía ella y yo dejaba de estudiar, aunque tuviera examen al día siguiente, y nos pasábamos la tarde cariñosamente hasta que ella se iba, entonces Ermelinda Freitas tenía un novio futbolista, un profesional que ya ganaba una pasta, y, como el tipo tenía que entrenar mucho, Ermelinda Freitas, la que yo conocía que parece que es la misma que tú dices, se venía a charlar conmigo para pasar la tarde. La verdad es que no hablábamos mucho, ya sabes las hormonas y la juventud, pero me contaba cosas de su novio, ése que ahora es un cargo del que tanto se habla y que has dicho antes, y ya entonces no me gustaba, no me gustaba como futbolista que era de los que controlan el balón, leen la jugada y acaban pasando el balón para atrás no corría riesgos, no me gustaba como persona, me parecía un taimado, era un tipo como falso, que no iba de frente, y un prepotente, prepotente con los débiles, claro, un cobarde con los que mandan. Cuando acabé la
carrera dejé de verla un tiempo pero las tardes con Ermelinda Freitas se grabaron a fuego en mi interior, así que hice por encontrarla casualmente y tomamos un café unos años más tarde y estuvimos hablando, creo que por primera vez estuvimos hablando de verdad, en realidad habló ella, había habido una historia de embarazo y, claro el futbolista tenía novia pija y se iba a casar con su novia, así que Ermelinda Freitas se desembarazó como pudo, sola, tarde y mal, no quiso llamarme a mí, sabía que yo estaba en plenas oposiciones y prefirió no molestarme. Luego se fue a vivir fuera, por el sur, más allá de Vitoria que diría el otro, se hizo comercial de unas bodegas de reputación, ha ganado mucho dinero y ese alcoholismo que te han dicho que es tan repelente, tan agrio, que le hace montar broncas en cualquier sitio. Pero te juro, que te hayan dicho lo que te hayan dicho, que yo no la he visto desde aquella tarde del café con leche, en una cafetería de Licenciado Poza, afuera llovía, ella hablaba mientras yo untaba un bollo de mantequilla, la música ambiente era de baladas country, sus ojos saltones brillaban, su cama era blandita, muy mullida...

viernes, 4 de agosto de 2017

EL TURISMO MATA LA CIUDAD

Durante unas vacaciones del pasado año fui a hacer turismo a Praga. Hacía años que quería ir pero no lo había hecho hasta ahora. Mi madre me había hablado muy bien hace cuarenta años de aquella ciudad monumental con una gran vida comercial, instrumentos musicales, antigüedades, porcelanas… lógicamente la desilusión fue inmensa, en Praga están los monumentos pero el centro está reducido a tabernas para turistas, tiendas de recuerdos para turistas, espectáculos para turistas y las cadenas comerciales que están en todas las capitales del mundo. Hay que salir de la parte turística de Praga para vivir Praga.

Es evidente que la búsqueda de lucro inmediato con el turismo, atraído mayoritariamente por lo que la historia y la naturaleza dio a la ciudad, y que los taberneros y otros comerciantes buscan con lógica capitalista produce la muerte de la ciudad, sea ésta Praga o Barcelona o Donostia. A ello se añade que también las ciudades turísticas tienen el fenómeno de la creación de centros comerciales que matan el comercio local, que viven el desembarco de las cadenas de las marcas de los grandes grupos del comercio que repiten sus logos e imágenes corporativas en todas las ciudades del mundo y, lógicamente, el incremento de la venta por internet que viene a reducir cada vez más el número de reales consumidores. En resumen, todos los centros de las ciudades turísticas se van convirtiendo en barrios típicos, donde lo más típico -como decía mi madre, por cierto-, son las “cuevas de ladrones”, esto es los establecimientos dedicados a “robar” a los turistas: hostelería de calidad dudosa a precios desmesurados, tiendas de “souvenirs” auténticos “made in china”, espectáculos para el entretenimiento del espectador ocasional, la adecuada prostitución necesaria, algún cambista timador y poco más.

Las ciudades, que sobreviven, huyen de esos centros y se van refugiando en los barrios que los turistas no visitan salvo por error pero hay ciudades que puede que no sobrevivan que se mueran, son las ciudades que siempre han sido turísticas, que su propio éxito las mata, normalmente pequeñas -me vienen inmediatamente imágenes de Lourdes, de Santillana del Mar, de… pero es fácil señalar-.

El capitalismo está matando una parte de la ciudad de Donostia -como ha pasado en otros polos turísticos-, pero nuestros idiotas típicos, que disfrutan haciendo daño con cualquier excusa, enfocan sus ataques -son impotentes contra el capitalismo-, contra el turista que viene a conocer Donostia y que no tiene nada que hacer en este ciclo de los mercados. Es la ciudad, los ciudadanos donostiarras, quien puede optar por el modelo de ciudad que quiere y tomar las medidas políticas para ello pero el “lobby” de taberneros también forma parte de esa ciudadanía y hasta ahora es quien la ha dirigido.