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sábado, 21 de agosto de 2021

TOROS Y “ANIMUS IODIENDI”


Antropomorfismo, según el diccionario, es «la atribución de forma o cualidades humanas a lo que no es humano, en especial a divinidades, animales o cosas».

Los ganaderos de bravo pueden bautizar a las vacas con nombres relacionados con el año de nacimiento poniendo una letra inicial para cada año p.ej. La A para el año de inicio de su actividad, la B para el siguiente… y luego usando su imaginación o de ocurrencias del momento. Se suelen evitar nombres cacofónicos o que resulten chocantes, dado que es ganado que va a tener una cierta publicidad al estar destinados al espectáculo público.
Cuando las vacas son destinadas a la cría, se puede poner a sus productos nombres derivados de la madre o no, aunque hay una cierta tradición de acudir a la derivación, el control veterinario de la genealogía del toro bravo, con todos sus formularios y registros, hace innecesaria esta práctica y se puede acudir a nombres derivados del materno o no. Igualmente se suelen evitar nombres cacofónicos o chocantes pero el ganadero es libre de ponerle cualquier nombre o de evitar el antropomorfismo poniéndole una combinación de letras y números por ejemplo, lo importante para el legislador es la identificación de cada animal. En el DIB, equivalente al DNI para los toros, no hay espacio para el nombre siquiera.
La costumbre que se alega para los nombres de los toros de Gijón no es ley en ningún caso, no se dan todos los elementos de la costumbre y además es contraria actualmente a la moral o al orden público. Es simplemente un caso de antropomorfismo morboso de unos "idiotas" ya que, al nombrar a un animal, le están dando una cualidad que va más allá de lo puramente animal, por lo que adquiere categoría más de persona que de cosa, que es lo que ellos trataban de hacer con ánimo de ofender, con “animus iodiendi” que decía el ilustre jurista aquel.

"idiotas", como descriptivo, no peyorativo.

sábado, 7 de agosto de 2021

TEORÍA DEL BORBÓN EN LA HISTORIA DE ESPAÑA

La defensa de la Corona que se exige al Presidente del Gobierno por parte de la mafia mediática me ha llevado a interesarme por la familia Borbón, la única familia que es citada nominalmente en la Constitución Española vigente, no soy genealogista ni heraldista ni nada de nada pero otros que escriben sobre el tema tampoco.



Borbón: del antiguo galo “borua” fuente de agua hirviente y fangosa, con el sufijo diminutivo galo "-on", cosas que se encuentran gracias a Google. O sea que, en resumen, el apellido del rey es “fuentecilla”, un apellido común en Asturias y Santander. Aunque el de los monarcas es francés, de un pueblo cerca de Vichy en l’Allier, 03160 Bourbon-l'Archambault, del que proceden los primeros borbones que poquito a poquito, casándose y matando gente, se hicieron un hueco en la corte real hasta que uno de ellos, follador inconmensurable, llegó al trono de Navarra y luego al de Francia – “París bien vale una misa” era su lema, como es conocido -, de allí una jugada hábil llevó a un “fuentecilla” al trono de España, la familia se extinguió con Carlos IV que no tuvo hijos con su mujer, pero ésta los tuvo por su cuenta con  la ayuda de los cortesanos que pasaban por su predispuesto receptáculo y de tales vástagos uno fue rey borbónico y tuvo una hija que fue reina, Isabel II, que siguiendo la tradición familiar tuvo descendencia con un tipo que no era su marido, un tal Puigmoltó.  Gracias a estas virtudes conyugales de aquella reina, Alfonso XII salió menos tarado que reyes anteriores pero antes un tal Saboya, apellido que rima con Montoya y con todos sus chistes, estuvo un rato de rey de España. El siguiente Alfonso fue un putero y gilipollas absoluto, tuvo algunos hijos con defectos de fabricación y uno que llegó a un acuerdo con el dictador sanguinario y ladrón que las derechas corruptas españolas impusieron como verdadero rey, al destruir la república que lso españoles se habían dado en 1936. De aquel acuerdo maloliente surgió para lucir en la cabeza la Corona de España Juan Carlos I, el quinqui, otro picha floja al que una meretriz le robó la cartera con lo suelto, 65 millones de euros, como a un cliente dormido en un hotel de pasada. Como no todas las griegas son travestis, la esposa que este hijo acogido de Franco se trajo del Peloponeso parió un tipo alto, conocido por Felipe VI y último, actual monarca de las españas. Este fuentecilla de nombre se ha casado con una asturiana, lo que no es malo para mejorar la descendencia, así que los monárquicos confían que los Ortiz hayan mejorado la sangre Puigmoltó y lo que quede, si queda, de sangre borbónica en las niñas esas que juegan con plantas, conocidas por infantas. Y como la Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don  Juan Carlos I de Borbón, el turista en tierra de moros, legítimo heredero, es un decir, porque en realidad no tuvimos más remedio que aceptarle para evitar que los asalariados de las finanzas patrias nos metieran otro baño de sangre en 1977, legítimo heredero, que decíamos, de la dinastía histórica de los Borbones. En el momento de la redacción Zara no era aun el imperio Inditex, así que no pudimos optar por mejorar la redacción y meter a la familia del fundador de Zara en la sucesión al trono. Y claro, la sucesión en el trono, porque lo dice el texto constitucional vigente actualmente, seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos… la Jefatura del Estado de esta España del siglo XXI depende por ahora de un sorteo de espermatozoides y óvulos que dé como resultado un feto viable al que el fuentecilla o borbón de turno le reconozca como sucesor, lo cual es un sistema que históricamente nos ha dado resultados estupendos y así estamos como estamos.

martes, 3 de agosto de 2021

GLOTOFOBIA Y EDUCACIÓN EN EUSKADI


Una forma de discriminación que se centra en la lengua y en los acentos es la que se conoce con el nombre de glotofobia – no confundir con glosofobia, miedo a hablar en público -. 

El nacionalismo español ha puesto últimamente en primer plano, desde el castellano, su glotofobia a las otras lenguas españolas e, incluso, a los acentos con los que se habla el castellano fuera del privilegiado centro urbano de Madrid.

Glotofobia de la lengua vascuence hubo en la ideología de los golpistas del 18 de julio de 1936 y en el régimen totalitario que impusieron a sangre y fuego en España después. Los que nacimos ya en los años 40 del siglo XX conocimos formas atenuadas de ello, la Academia de la Lengua Vasca resucitó en 1948 y los curas y frailes predicaban la formación del espíritu nacional católico en euskera desde bastante antes, sin embargo, lo de quitarse el acento de “cashero” era una exigencia escolar y familiar, las madres velaban porque sus hijos no parecieran tan “jebos” como sus abuelos.

Personalmente en mi cerebro hay un caos lingüístico de lenguas maternas, en mi familia se hablaba mucho en francés y desde niño he soñado y recuperado el conocimiento después de anestesias y conmociones hablando en francés, idioma en el que tengo un acento español indeleble en la actualidad.

He leído en prensa que “... a pesar de que los estudiantes dedican a la lengua el doble de horas que a otras materias y más tiempo que el resto de comunidades y de muchos países europeos. Aún así, casi uno de cada cuatro estudiantes llega a los 15 años con un nivel bajo en lengua. Significa que esos alumnos «no son suficientemente competentes como para integrarse en la vida social y laboral con las mismas posibilidades que el resto de personas de su edad», según define la OCDE en la evaluación internacional PISA” Según el Departamento de Educación del Gobierno Vasco en el informe 'Diagnóstico del sistema educativo vasco'.


Mi experiencia de enseñante en la Universidad y en el rugby me hacía ser más pesimista que el Departamento Educativo, yo creía que los resultados eran peores. Con todo, son malos resultados. Pero la causa de estos resultados se encuentra en la sociedad vasca, no solo en las aulas de la educación vasca.

Entre un 17 y un 24% de los niños vascos tienen el euskera como lengua materna (Datos oficiales que juzgo optimistas desde mis vivencias) y, sin embargo, el mensaje social que todos reciben, el 100%, es que el euskera es la lengua de los vascos, este mensaje se remacha en la educación en euskera, de modo que se provoca en la mayoría, de un 76 a un 83%, de los niños el problema irresoluble de que la lengua que han mamado desde su concepción les ha enajenado de la lengua que les identifica como vascos, su madre les ha privado de una parte de su ser social. Y todos los mensajes que va a recibir, incluso de su enajenadora propia madre, en su infancia, desde los “marrazki bizidunak”, los payasos, los juegos en el barrio, las actividades lúdicas hasta su libreta de ahorro, todos los mensajes se derivan de la idea de que el euskera es el corazón del pueblo vasco, aunque no lo hable ni dios por lo demás.  

Esquizofrenia adquirida y que provoca la múltiple reacción de defensa del evolucionado cerebro del ser humano. Cada niño es un mundo, habrá quienes odien el castellano – sin que sea necesario que se les inculque este odio por lobos militantes del odio al castellano disfrazados de ovejas andereño -, habrá quienes odien el euskera – lo mismo de innecesariamente en cuanto al lobo hispánico disfrazado de liberador campeador burgalés -, habrá quienes odien las dos lenguas o las tres, si añadimos el inglés como suprema “lengua del imperio”, habrá quienes pasen por las asignaturas como bajo el inevitable sirimiri, habrá, estoy seguro, quienes acaben amando las lenguas - pero éstos no jugarán en el equipo de fútbol de la escuela-,  y demás casos innumerables. Pero el resultado final es que estamos donde estamos y estamos mal.

Hay soluciones, soluciones que se pueden construir desde la realidad, no confundiendo el sueño ideológico de una Euskadi inexistente con la Euskadi que nos ha tocado, realidad mezclada con amor, amor por el euskera y amor por el castellano -es posible amar dos lenguas y hasta tres o más -, pero eso es imposible, lo hemos hecho imposible entre todos, no sólo los nacionalistas vascos irredentos, no sólo los nacionalistas españoles iluminados. Los próximos resultados serán peores, las glotofobias conscientes e inconscientes nos han pillado sin vacunarnos, palabra de jacobino.