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martes, 22 de agosto de 2017

¿CUÁNDO Y DÓNDE SERÁ EL SIGUIENTE?


Ha muerto el último del comando islamista de los ataques de Barcelona y Cambrils y no sabemos cuándo y dónde se producirá la siguiente acción análoga en alguna población de occidente, solo sabemos que se va a producir.
Ante un problema tan complejo y con tantas facetas, las medidas policiales parecen cuidados homeopáticos ante una enfermedad grave y con innumerables metástasis.
Ningún estado de la Unión Europea va a cambiar sus políticas interiores respecto de las segundas y terceras generaciones de inmigrantes de las ex-colonias que se aburren en el paro subvencionado de los guetos suburbiales, mucho menos van a cambiar sus políticas exteriores respecto de los jeques financiadores de la guerra santa coránica ni respecto de los conflictos permanentes en aquellas colonias o en el oriente próximo, así que inevitablemente se volverán a producir acciones terroristas en nuestras calles cuando se presente una oportunidad y donde los autores futuros la aprovechen.
No se va a fomentar el laicismo en la sociedad, no se van a defender los valores republicanos -en España menos-, y no se van a realizar verdaderas políticas de justicia social en contra de las leyes implacables del capitalismo, se ha optado por la policía y por el desparrame del dinero ciegamente sobre las bolsas de población marginada por los mercados, así que guardaremos, los sobrevivientes por lo menos los guardarán, minutos de silencio una vez más.
No se va a dejar caer ninguno de los regímenes corruptos de teócratas que son unos clientes formidables, unos proveedores esenciales y unos socios principales del club de financieros que manda de verdad en la política cristiano-occidental y, la siguiente vez, se derramarán unas lagrimitas de pesar en el bar del “country club” por los muertos desharrapados y los sacrificados peones de las fuerzas del orden establecido tan lejos del “country club”.
No hablemos de esa locura de Israel, sostenida por la complejidad supersticiosa de los lazos de intereses de las oligarquías, con su licencia para imponer a sangre y fuego todos los delirios satánicos del hijo de puta del dios de las escrituras en medio del avispero. Las condolencias israelitas servirán de consuelo, como siempre, a los supervivientes del siguiente acto de guerra que emprendan los seguidores del mismo hijo de puta de dios que volvió a asomarse en el bodrio coránico unos años más tarde, cuando una panda de reyezuelos asesinos salió del desierto a conquistar medio mundo y los más listos de ellos encargaron un texto que justificase sus crímenes, lo que siempre es bueno.
O sea que: ¡Hasta la próxima!


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