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viernes, 4 de agosto de 2017

EL TURISMO MATA LA CIUDAD

Durante unas vacaciones del pasado año fui a hacer turismo a Praga. Hacía años que quería ir pero no lo había hecho hasta ahora. Mi madre me había hablado muy bien hace cuarenta años de aquella ciudad monumental con una gran vida comercial, instrumentos musicales, antigüedades, porcelanas… lógicamente la desilusión fue inmensa, en Praga están los monumentos pero el centro está reducido a tabernas para turistas, tiendas de recuerdos para turistas, espectáculos para turistas y las cadenas comerciales que están en todas las capitales del mundo. Hay que salir de la parte turística de Praga para vivir Praga.

Es evidente que la búsqueda de lucro inmediato con el turismo, atraído mayoritariamente por lo que la historia y la naturaleza dio a la ciudad, y que los taberneros y otros comerciantes buscan con lógica capitalista produce la muerte de la ciudad, sea ésta Praga o Barcelona o Donostia. A ello se añade que también las ciudades turísticas tienen el fenómeno de la creación de centros comerciales que matan el comercio local, que viven el desembarco de las cadenas de las marcas de los grandes grupos del comercio que repiten sus logos e imágenes corporativas en todas las ciudades del mundo y, lógicamente, el incremento de la venta por internet que viene a reducir cada vez más el número de reales consumidores. En resumen, todos los centros de las ciudades turísticas se van convirtiendo en barrios típicos, donde lo más típico -como decía mi madre, por cierto-, son las “cuevas de ladrones”, esto es los establecimientos dedicados a “robar” a los turistas: hostelería de calidad dudosa a precios desmesurados, tiendas de “souvenirs” auténticos “made in china”, espectáculos para el entretenimiento del espectador ocasional, la adecuada prostitución necesaria, algún cambista timador y poco más.

Las ciudades, que sobreviven, huyen de esos centros y se van refugiando en los barrios que los turistas no visitan salvo por error pero hay ciudades que puede que no sobrevivan que se mueran, son las ciudades que siempre han sido turísticas, que su propio éxito las mata, normalmente pequeñas -me vienen inmediatamente imágenes de Lourdes, de Santillana del Mar, de… pero es fácil señalar-.

El capitalismo está matando una parte de la ciudad de Donostia -como ha pasado en otros polos turísticos-, pero nuestros idiotas típicos, que disfrutan haciendo daño con cualquier excusa, enfocan sus ataques -son impotentes contra el capitalismo-, contra el turista que viene a conocer Donostia y que no tiene nada que hacer en este ciclo de los mercados. Es la ciudad, los ciudadanos donostiarras, quien puede optar por el modelo de ciudad que quiere y tomar las medidas políticas para ello pero el “lobby” de taberneros también forma parte de esa ciudadanía y hasta ahora es quien la ha dirigido.




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